“Hoy también cantaréis pensando en los que viven estos días con dolor y miedo a causa de la guerra. ¡Tantas guerras! Desgraciadamente también en la Tierra de Jesús”. Con el pensamiento puesto en Tierra Santa, la mañana del sábado 16 de diciembre, el Papa Francisco, en el aula del Aula Pablo vi , quiso dar las gracias a los artistas que actuarán en el Concierto de Navidad, previsto para esa tarde. Publicamos, a continuación, el saludo que les dirigió el Pontífice.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Estoy feliz de encontrarme con ustedes que, de distintas maneras, han colaborado en la realización del “Concierto con los Pobres”, que tendrá lugar esta tarde en el Aula Pablo vi . Estoy contento porque quiero agradecerles. Cada uno de ustedes ha aportado su contribución; y Monseñor Frisina, una vez más, ha sabido orquestar el conjunto. Es más fácil hacer armonía con las notas que con las personas..., ¡pero no es vuestro caso! Han sido capaces de hacer armonía entre ustedes, ¡gracias!
Les doy las gracias porque, al implicar a tanta gente, consiguen ofrecer un concierto gratuito a miles de personas necesitadas, y con la música ofrecen un momento de encuentro, de compartir, y luego la comida y las mantas; en una palabra: fraternidad. Esto es muy coherente con el mensaje de la Navidad.
El de ustedes es un concierto “con” los pobres. Esto es decisivo. Este “con “es la clave. Pasar del “para” al “con”. Pasa del “para” los pobres al “con “ los pobres. Se comienza con el “para” pero quieres llegar al “con”. Y esto es cristiano. Dios vino por nosotros, pero ¿cómo? ¿De qué manera? Viniendo a habitar con nosotros, o, mejor dicho, haciéndose como nosotros. Este misterio siempre nos deja sin palabras. Es demasiado grande, nos sobrepasa. Sin embargo, podemos experimentarlo en el encuentro con el otro que es diferente de mí: cuando mi dar algo por él o por ella se convierte en un recibir, se convierte en un compartir, se convierte en amistad.
De “para” a “con”.
Queridos amigos, les doy las gracias y les pido que recen para que esto suceda: no basta la música, no bastan las luces y los adornos, no, hace falta la oración. Les encomendamos a la intercesión de María, nuestra Madre. Rezo por vosotros. Los bendigo a todos ustedes y a sus seres queridos, y les deseo una Feliz Navidad.
Y les pido que, por favor, recen por mí. Y si alguno de vosotros no reza, ¡al menos enviadme buenas ondas, que hacen falta en este mundo! Gracias.