· Ciudad del Vaticano ·

El discurso del Papa por la presentación de las credenciales de nuevos embajadores

Guerra y clima: dos retos que exigen una diplomacia multilateral

 Guerra y clima: dos retos que exigen una diplomacia multilateral  SPA-050
15 diciembre 2023

«El alcance global de los conflictos en curso» y la crisis climática: estos son los dos desafíos que hacen urgente la «necesidad de una reconfiguración de la diplomacia multilateral». Lo dijo el Papa en el discurso dirigido a los nuevos embajadores de Kuwait, Nueva Zelanda, Malawi, Guinea, Suecia y Chad, recibidos la mañana del jueves 7 de diciembre, en el Palacio Apostólico, con motivo de la presentación de las cartas credenciales.

Sus excelencias:

Me complace darles la bienvenida por la presentación de las Cartas que los acreditan como Embajadores Extraordinarios y Plenipotenciarios ante la Santa Sede de sus países: Kuwait, Nueva Zelanda, Malawi, Guinea, Suecia y Chad. Os pido amablemente que transmitáis a vuestros respectivos Jefes de Estado mis sentimientos de estima, asegurando al mismo tiempo mi recuerdo en la oración por ellos y por todos vuestros conciudadanos.

Vosotros comenzáis vuestra misión en un momento particularmente atribulado, marcado por la multiplicación de conflictos armados, en lo que desde hace tiempo he llamado una tercera guerra mundial combatida por partes. A la luz del alcance global de los conflictos en curso, la comunidad internacional se enfrenta, a través de los instrumentos pacíficos de la diplomacia, al desafío de buscar soluciones globales a las graves injusticias que tan a menudo las causan.

En la reciente Exhortación Apostólica Laudate Deum, he observado que para afrontar este desafío se necesita urgentemente una reconfiguración de la diplomacia multilateral, con el fin de dar respuestas concretas a los problemas emergentes y de idear mecanismos globales capaces de hacer frente a los cambios ambientales, sanitarios, culturales y sociales actualmente en curso (cf. nn. 37-43 La noble y paciente labor diplomática, a la que os dedicáis, debe no sólo procurar prevenir y resolver conflictos, sino también consolidar la convivencia pacífica y el desarrollo humano de los pueblos, favoreciendo el respeto a la dignidad humana, defendiendo los derechos inalienables de todo hombre, mujer y niño y promoviendo modelos de desarrollo integral económico y humano.

En este sentido, la Santa Sede expresa su especial preocupación por el futuro de nuestra casa común, específicamente por los efectos que el cambio climático y la devastación de los entornos naturales pueden tener en los miembros más vulnerables de la familia humana. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, cop 28, que se celebra en estos días en Dubái y en la que tenía la intención de estar presente, puede constituir un paso histórico para responder con sabiduría y visión de futuro a estas amenazas claras y presentes al bien común universal. Como afirmé en el Discurso dirigido a la Conferencia, «la hora es urgente. […] el futuro de todos depende del presente que elijamos». Oremos para que los responsables de las naciones se unan en la adopción de medidas concretas que nos permitan entregar a las generaciones futuras un mundo más parecido al fértil jardín que el Creador ha confiado a nuestro cuidado y administración.

Queridos embajadores, la presencia y la actividad de la Santa Sede dentro de la comunidad internacional se inspira en el deseo de promover la fraternidad humana y esa paz que, como anuncia el profeta Isaías, es “fruto de la justicia” (cf. Is 32, 17).

Mientras emprenden su misión, les ofrezco los mejores deseos, acompañados de oración, por sus esfuerzos al servicio de este gran ideal, y les aseguro la constante disponibilidad de las oficinas de la Curia para asistirlos en el cumplimiento de sus responsabilidades. Que Dios los bendiga en abundancia a ustedes, a sus familias, a sus colaboradores y a sus compatriotas.