· Ciudad del Vaticano ·

Desde los cinco continentes más de siete mil niños participaron en el encuentro en el Vaticano con el Papa Francisco

El mundo escuche la voz de paz de los niños

 El mundo escuche la voz de paz de los niños  SPA-045
10 noviembre 2023

Procedentes de los cinco continentes, más de siete mil niños han llenado el Aula Pablo vi en la tarde del lunes 6 de noviembre, para participar en el encuentro «Los niños encuentran al Papa. Aprendamos de los niños y de las niñas». Los pequeños protagonistas del evento – patrocinado por el Dicasterio para la cultura y la educación y organizado en sinergia con la Comunidad de San Egidio, la cooperativa Auxilium, Trenitalia y Busitalia, del Grupo Ferrovías del Estado italianas, las oficinas escolares regionales, y con el apoyo del mundo franciscano, de la fundación PeruggiAssisi y de la Federación italiana giuoco calcio (Figc) — llegaron al Vaticano en las primeras horas de la tarde, acompañados de educadores, profesores, catequistas. Introducido por el franciscano conventual Enzo Fortunato y Aldo Cagnoli, que han organizado el encuentro junto a Angelo Chiorazzo y a Marco Impagliazzo, el encuentro inició con el saludo del prefecto del Dicasterio patrocinador, el cardenal José Tolentino de Mendonça. El Pequeño Coro del Antoniano de Bolonia y la orquesta de la paz “Aldo Capitini”, del instituto comprensivo Umbertide Montone Pietralunga, animaron con cantos y música la espera del Papa, que a su llegada fue acogido por las canciones «Superhéroes» y «Bello Mondo», interpretadas respectivamente por Mr. Rain y Beret y por Enrica Boschiero. Rodeado de decenas de niños de distintos países del mundo, Francisco saludó a cinco de ellos, uno por cada continente. Después pronunció un breve discurso y respondió a las preguntas de los pequeños. Antes de despedirse el Papa entregó cinco mapamundis a diez niños, dos por cada continente. Finalmente, después de haberse detenido para saludar a los presentes, fue a la Estación vaticana, donde un grupo de 600 niños de diferentes nacionalidades subió a bordo del tren Rock puesto a disposición por las Ferrovías del Estado italianas.

¡Queridos niños y niñas, buenos días y bienvenidos todos! ¡Bienvenidos!

Gracias de corazón a todos vosotros por haber venido, a vuestros acompañantes y a los organizadores de este encuentro: el cardenal José Tolentino y al Dicasterio para la Cultura y la Educación, al Padre Enzo Fortunato – un buen napolitano –, a vuestras familias y a todas las personas y asociaciones que han contribuido – a Aldo, que ha trabajo mucho, y a todos aquellos que están aquí. ¡Gracias a todos!

El tema de nuestro encuentro es “Aprendemos de los niños y de las niñas”. ¿Pero qué podemos aprender de vosotros? ¿Podemos aprender algo? ¿Qué pensáis? ¿Se puede aprender o no se puede aprender de vosotros? [responden gritando] No oigo… [gritan: “¡sí!”] ¡Es así! Y hay necesidad de aprender de vosotros. Yo siempre estoy feliz cuando os encuentro, porque me enseñáis cada vez algo nuevo. Por ejemplo, ¡me recordáis qué hermosa es la vida en su sencillez, y me enseñáis también qué hermoso es estar juntos! Son dos grandes dones de Dios: estar juntos y con sencillez.

Y nosotros queremos decir al mundo, y entonces digámoslo juntos, ahora, y vosotros repetidlo conmigo: “¡La vida un don!” Todos juntos: [repiten]. No se oye bien… [repiten más fuerte] Es así: la vida es un don, un don muy hermoso y nosotros somos hermanos, todos. ¿Nosotros somos enemigos? [responde: “¡No!”] No oigo… ¿Somos enemigos? [gritan más fuerte: “¡No!”] ¿Somos hermanos? [responden: “¡Sí!”] Muy bien, muy bien. Habéis respondido bien. Y de hecho habéis venido aquí desde todo el mundo, precisamente como muchos hermanos que se encuentran en una casa grande. Es la casa grande que nos ha donado Jesús: la Iglesia es la casa de la familia, y el Señor nos recibe siempre con un abrazo, con una caricia.

Yo quisiera acoger a todos vosotros así, uno por uno, pero sois muchos, y entonces a todos juntos os digo, niños y niñas, que vosotros sois algo maravilloso, vuestra edad es maravillosa y os digo que vayáis adelante. Y vosotros estáis precisamente en la Iglesia. Pensemos en los niños que en este momento están sufriendo – no lo olvidemos – por los desastres climáticos, por el hambre, por la guerra y por la pobreza. Vosotros sabéis que hay gente mala que hace el mal, que hace la guerra, destruye… vosotros, ¿queréis hacer el mal? [responden: “¡No!”] ¿Vosotros queréis ayudar? [responden: “¡Sí!”] Me gusta esto, me gusta.

Queridos niños, vuestra presencia aquí es un signo que llega directo al corazón de todos nosotros adultos, y nosotros, las personas grandes, debemos mirar vuestra espontaneidad y escuchar vuestro mensaje,

vosotros habéis preparado alguna pregunta: para no ser aburrido con el discurso, escuchamos las preguntas y qué me habéis preparado.

Y muchas gracias, gracias, queridos niños. Y recordad: la vida es un don estupendo. ¿Lo decimos juntos? La vida es un don estupendo.

Otra vez: la vida es un don estupendo. Dios nos ama mucho, y es hermoso estar juntos, comunicar, compartir y donar. Hacedlo siempre así, la Virgen os ayudará. Os lo pido: ¡rezad siempre a la Virgen! ¿Vosotros rezáis a la Virgen? [responden: “¡Sí!”] ¿Vosotros rezáis a la Virgen? [responden más fuerte: “¡Sí!”] Así es, siempre, no lo dejéis. Y rezad también por mí. Gracias.