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Cuerpo y alma en la Edad Media mediterránea

 Anima e corpo nel Medioevo mediterraneo: quelle che hanno sfidato le convezioni  DCM-010
04 noviembre 2023

El Mediterráneo es la cuna de los tres grandes monoteísmos: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Las religiones abrahámicas comparten no solo la revelación bíblica, sino un sustrato cultural que define las relaciones entre el individuo, la sociedad y lo sagrado. Partiendo de estas premisas, en Anima e corpo. Donne e fedi nel mondo mediterraneo (secoli XI -XVI), (Alma y cuerpo. Mujeres y creencias en el mundo mediterráneo, siglos XI-XVI), publicado por Carocci, la historiadora Isabella Gagliardi explora la sociedad mediterránea para analizar el papel de la mujer en relación con la fe.

No hay duda de que las mujeres eran comúnmente percibidas como esposas y madres. Vivir religiosamente significaba cuidar de la casa, del marido y de los hijos, también para coronar, -a través del matrimonio-, un proyecto de alianzas familiares. Pero las excepciones eran la regla: huérfanas pobres casadas ​​gracias a la caridad ajena, repudios y divorcios, concubinatos y parejas de hecho, matrimonios interreligiosos, aunque en estos casos sea siempre la mujer la que abrace las creencias de su marido. El volumen logra su objetivo de barrer con estereotipos vinculados a una idea de sumisión y marginalidad generalizada, contestados por casos, no excepcionales, de mujeres intelectuales o que trabajaban.

Tanto en el mundo cristiano como en el mundo islámico y en las comunidades judías, se ha documentado la labor de parteras, nodrizas o expertas en flebotomía y medicina. Por supuesto, existía el riesgo de ser acusada de brujería o herejía, precisamente porque, en el caso de las curanderas, la frontera entre la medicina culta y popular era difusa, al igual que entre el hechizo, la cura y la oración.

Excluidas de la lectura y el comentario de las Escrituras, muchas se distinguieron en actividades culturales, en la poesía o en la prosa, en la caligrafía o en la miniatura. De gran interés es el tema de la educación femenina, porque en la Edad Media las posibilidades para las mujeres eran más limitadas. Pero las mujeres cristianas asistieron a las universidades y estudiaron, por supuesto, también en los monasterios. Las posibilidades para judías y musulmanas eran distintas y más complicadas.

La marginalidad se nota en el ejercicio de las funciones cultas, ya que se tendía a resaltar la impureza e incapacidad de las mujeres. A pesar de las limitaciones intrínsecas, también ligadas a condiciones de debilidad fisiológica, (y a pesar de la tradición común, incluida la legislación, que habría pesado hasta hace muy poco) las mujeres mediterráneas buscaron y encontraron formas de reivindicar espacios de autonomía. Eso sí, sin llegar a obtener nunca una condición plenamente igualitaria de participación o acceso siquiera al fenómeno religioso.

de Giuseppe Perta
Docente de Historia medieval, Universidad de Estudios de Nápoles Suor Orsola Benincasa