· Ciudad del Vaticano ·

El Papa a la Asociación bíblica italiana y a los participantes a la xlvii Semana bíblica nacional

Vivir como hermanos en un tiempo conmocionado por los ecos de la guerra

 Vivir como hermanos en un tiempo conmocionado por los ecos de la guerra  SPA-037
15 septiembre 2023

«Como nos enseña el Concilio Vaticano ii , en un tiempo conmocionado por los ecos de muerte y de guerra, la fe común en un único Dios nos invita y nos anima a vivir como hermanos». Lo dijo el Papa Francisco al os miembros de la Asociación bíblica italiana y a los participantes de la xlvii Semana bíblica nacional – que se celebra en Roma sobre el tema “Alianza y alianzas entre universalismo y particularismo” – recibidos en audiencia, en la mañana del jueves 7 de septiembre, en la Sala Clementina.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Me alegra encontrarme con todos vosotros, miembros de la Asociación Bíblica Italiana y docentes de Sagrada Escritura, reunidos en Roma para la xlvii Semana bíblica nacional. La temática que habéis elegido para estos encuentros: “Alianza y alianzas entre universalismo y particularismo”, me importa y está entre las mayores atenciones actuales de la Iglesia. Las tres alianzas sobre las que estáis reflexionando, de hecho, involucran de cerca sus relaciones con el mundo contemporáneo.

La alianza con Noé está centrada en la relación entre humanidad y creación. La alianza con Abraham se concentra en las tres grandes religiones monoteístas en su matriz común: la fe en Dios como condición de unidad y de fecundidad. La alianza del Sinaí, finalmente, mira el don de la Ley y la elección de Israel como instrumento de salvación para todos los pueblos.

Son temáticas que atraviesan enteramente el Antiguo y el Nuevo Testamento, con tensiones y reformulaciones continuamente oscilantes entre el universalismo del amor de Dios por la humanidad, nadie excluido, y el particularismo de la elección, unidas por un carácter unificador: la irrevocabilidad de los dones y de la llamada de Dios (Rm 11,29), su constante y múltiple ofrenda de comunión, como dijo San Juan Pablo ii (cfr Encuentro con la Comunidad judía, Maguncia, 17 de noviembre 1980, n. 3).

Reflexionamos entonces un momento sobre la actualidad de estos tres temas y, a la luz de ellos, sobre el valor de vuestro trabajo.

Como hemos dicho, la alianza de Noé conlleva una clara referencia a la relación entre hombre y creación. En el pasaje del diluvio (cfr Gen 6-9) Dios vuelve a dar esperanza y salvación a la humanidad, conmocionada por el odio y la violencia, a través de la justicia del Patriarca. Tal justicia tiene en sí una irrenunciable dimensión ecológica, en el descubrimiento y en el respeto «ritmos inscritos en la naturaleza por la mano del Creador» (Carta. Enc. Laudato si’, 71). La alianza de Noé, entonces, nunca ha fallado por parte de Dios, continúa alentándonos a hacer un uso justo y sobrio de los recursos del planeta, lo que constituye una inquietud muy seria en este momento.

El segundo tema tiene como icono la alianza de Abraham, común a las tres grandes religiones monoteístas. También esta es una imagen de gran actualidad. Como enseña el Concilio Vaticano ii , de hecho, en un tiempo conmocionado por los ecos de muerte y de guerra, la fe común en un único Dios nos invita y nos anima a vivir como hermanos. Es en ella que, «todos estamos llamados a ser hermanos. En consecuencia, con esta común vocación humana y divina, podemos y debemos cooperar, sin violencias, sin engaños, en verdadera paz, a la edificación del mundo» (Const. Past. Gaudium et spes, 92).

El tercer tema, finalmente, es lo que el don de la ley y de la elección del pueblo de Israel. También esto es importante. De hecho en la Biblia, contra cualquier tentación de lectura exclusivista, el particularismo de la elección siempre está en función de un bien universal y no cae nunca en formas de separación, ni de exclusión. Dios no elige nunca a alguno para excluir a los otros, sino siempre para incluir a todos. La elección de Dios siempre tiene esta dimensión social y misionera. Es un lema importante para nuestros tiempos, en el que corrientes de separación cada vez mayores cavan zanjas y levantan vallas entre las personas y entre los pueblos, en detrimento de la unidad del género humano, que la sufre, y del mismo Cuerpo de Cristo, según el proyecto de Dios.

Este encuentro vuestro recuerda a otro valor que quiero subrayar: el de trabajar juntos al servicio de la Palabra. Se incluye, de hecho, en una amplia obra de cooperación que la Asociación bíblica ofrece de forma permanente a la Iglesia en Italia. Esta ha sido una de las primeras asociaciones teológicas en esta país y todavía hoy muy presente en las diferentes diócesis, especialmente a través de la animación de las semanas bíblicas diocesanas, que sostiene en colaboración con el Apostolado Bíblico de la Conferencia Episcopal Italiana. Deseo que esta presencia crezca sobre todo el territorio, evitando toda forma de elitismo y exclusión. La Asociación bíblica trabaja, además, en colaboración con el Pontificio Instituto Bíblico, en un momento decisivo para la reforma de los ateneos pontificio, donde la alianza entre instituciones académicas no siempre es fácil. Sin embargo, para muchos de los inscritos a la Asociación, el Pontificio Instituto Bíblico permanece siempre el “alma mater” que les ha generado a la búsqueda y al apostolado. Y esto ofrece un ejemplo de esa sinergia que urge promover, en Roma y en otros lugares, entro los diferentes institutos de estudios, también para no correr el riesgo de una irremediable extinción.

Queridos amigos, id adelante en vuestra misión de ayudar al pueblo de Dios a nutrirse de la Palabra, para que la Biblia sea cada vez más patrimonio de todos: «libro del pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión y la división a la unidad» (Cart. Ap. Aperuit illis, 4). Esta es un poco la “dinámica del Señor”: envía y así parece dispersarse, pero después recoge en unidad. Os bendigo de corazón. Y os pido, ¡no os olvidéis de rezar por mí! Gracias.