El despertar espiritual de los mártires albaneses

Monseñor, usted lleva a cabo su misión aquí en Shkodra desde 1998, pero llegó a Albania en 1993 y desde entonces ha estado cerca del pueblo albanés. ¿Cómo vive su ministerio en esta nación que tanto ha sufrido? En agosto cumplí 30 años de presencia permanente en Albania. Mi primer viaje misionero, como franciscano de la Provincia Monástica de Lecce, fue el 1 de diciembre de 1991, y fue una experiencia muy bonita, muy entusiasmante, pero también muy triste. Entusiasmante, porque la gente que había recuperado la libertad estaba muy alegre, animada, esperaba un mundo nuevo, una Albania nueva después del comunismo. Triste, porque vi una nación pobre: sin señales de tráfico, económicamente destruida. También en ...