· Ciudad del Vaticano ·

Una ‘línea teológica de continuidad’ entre Amoris laetitia, Gaudete et exsultate y Desiderio desideravi

La gracia Divina

 La gracia Divina  SPA-035
01 septiembre 2023

En la edición cotidiana de L’Osservatore Romano en lengua italiana del pasado 23 de mayo se comenzó la publicación de una serie de artículos con el tema de ‘semillas teológicas del Papa Francisco’. Esta iniciativa de los editores de la edición invita mucho a la reflexión sobre la teología del actual pontificado, como comenta esa edición cotidiana citada arriba: “es una manera no sólo de subrayar la importancia y la originalidad del alcance teológico de la enseñanza de Francisco, sino también de abrir nuevos caminos de reflexión, nuevas ideas para investigar y compartir…” 1 Precisamente siguiendo esta invitación a abrir nuevos caminos de reflexión proponemos una palabra muy importante no solamente en el ámbito teológico del actual pontificado, sino también en la pastoral diaria, por ejemplo, de nuestras comunidades parroquiales: la Gracia.

Retrocediendo unos años a la publicación de Amoris laetitia, y buscando una línea teológica de continuidad en los siguientes documentos, nos parece descubrir esta palabra (o tema) clave: la Gracia divina y su centralidad en la teología y en la pastoral.

Hablando precisamente de esta línea de continuidad entre algunos documentos del Magisterio actual, nos atrevemos a proponer esta interpretación: el médico pone la mano en la llaga (exhortación apostólica Amoris laetitia), el médico llama a la enfermedad por su nombre (exhortación apostólica Gaudete et exsultate) y, finalmente, el médico propone el remedio a la enfermedad (carta apostólica Desiderio desideravi)…

Normalmente cuando el médico pone la mano en la llaga hay una reacción fuerte del paciente, como lo vimos en las críticas y ataques que se dieron tras la publicación de Amoris laetitia en algunos ambientes eclesiales, en los que ciertamente no estuvieron incluidos los ambientes sencillos y cercanos del pueblo fiel de Dios, como, por ejemplo, los de nuestras parroquias latinoamericanas… Precisamente una de las frases de Amoris laetitia más combatidas por esos ambientes de ciertas ‘élites’ teológicas tenía a la ‘gracia’ como tema central: “A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado –que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia…” 2 En este número, tan criticado por algunos, dos veces aparece el término gracia.

Ciertamente no basta poner la mano en la llaga, hacer ver el mal, sino que es necesario e importante que el médico dé una explicación de la enfermedad que se parece. Esto lo vimos claramente, nos parece, en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate, publicada apenas dos años después de la Amoris laetitia. Es importante saber el nombre de la enfermedad, o las enfermedades, que ayudan a descubrir el por qué de las reacciones y críticas contra la Amoris laetitia: “Los que responden a esta mentalidad pelagiana o semipelagiana, aunque hablen de la gracia de Dios con discursos edulcorados ‘en el fondo solo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas’…” 3 Otra vez aparece el término gracia, y el Papa nos indica claramente el nombre de dos enfermedades espirituales que lo pueden estropear todo: pelagianismo y gnosticismo. Quienes se opusieron al capítulo viii de Amoris laetitia, no les debió ciertamente caer muy bien el capítulo ii de la Gaudete et exsultate, y o bien lo ignoraron o bien lo atacaron abiertamente.

Sin embargo, la acción del médico tiene que ser completa: pone la mano en la llaga, indica el nombre de la enfermedad y sus terribles consecuencias, pero, además, tiene que indicar el remedio. La carta apostólica Desiderio desideravi fue publicada en el año 2022, precisamente cuando finalizaba el año ‘Familia—Amoris laetitia’, convocado por el Papa al cumplirse 5 años de la publicación de la Amoris laetitia. Recordemos estas palabras de la Desiderio Desideravi: “Estas formas distorsionadas del cristianismo (antes habló el Papa del gnosticismo y del pelagianismo) pueden tener consecuencias desastrosas para la vida de la Iglesia. Resulta evidente…, que la Liturgia es, por su propia naturaleza, el antídoto más eficaz contra estos venenos…” 4 De esta manera, como buen médico, el Santo Padre nos indica el remedio (y antídoto) contra esos dos grandes males o tentaciones: la Liturgia, pero entendida en su sentido teológico, no como un ‘ceremonial decorativo’.

La gracia divina debe estar en el centro de la reflexión teológica y en el centro de nuestra pastoral. Esto significa confianza en la acción de Dios, y en la pastoral no buscar solamente a los que ‘dan buena impresión’ sino a todos, aunque su vida parezca un desastre por las adicciones o los vicios… Otra aplicación práctica podrái ser no poner, en nuestros retiros espirituales, el centro en nuestros esfuerzos personales, en lo que podemos hacer, con lo cual nos volvemos pelagianos, sino en la liturgia, en la adoración del Santísimo, en la acción de la gracia. Santo Tomás vio esto claramente atacando de raíz al pelagianismo: “Ningún agente puede obrar más allá de los límites de su especie, porque la causa se siempre superior al afecto.

Ahora bien, el don de la gracia sobrepasa todas las facultades de la naturaleza creada, porque es una participación de la naturaleza divina, y ésta pertenece a un orden superior al de toda otra naturaleza. Por tanto, es imposible que una criatura cause la gracia. Sólo Dios puede deificar”5.

Una buena razón filosófica para no ser pelagianos, sabiendo que el efecto no puede ser superior a la causa. Nosotros, con todos nuestros esfuerzos, no podemos causar ni la gracia ni la santidad.

*Sacerdote diocesano.

Notas

1L’Osservatore Romano edición quotidiana del martes 23 de mayo de 2023, página 2. Artículo titulado: El significado de un magisterio a través de once palabras…

2Exhortación apostólica Amoris laetitia, 305.

3Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 49.

4Carta apostólica Desiderio desideravi, 17—18.

5Suma Teológica, I—II, q.112, art.1, resp.

P. Horacio Pussetto*