· Ciudad del Vaticano ·

En el Ángelus el Papa habla de la guerra que en Ucrania destruye el trigo don de Dios para alimentar a la humanidad

El grito de millones de hambrientos sube hasta el Cielo

 El grito de millones de hambrientos  sube hasta el Cielo   SPA-031
04 agosto 2023

Un nuevo llamamiento «por la atormentada Ucrania, donde la guerra destruye todo, incluso el trigo» fue lanzado por el Papa al finalizar el Ángelus dominical del 20 de julio. Asomándose a medio día desde la ventana del Estudio privado del Palacio apostólico vaticano, antes de rezar la oración mariana con los fieles presentes en la plaza de San Pedro y con los que le seguían a través de los medios de comunicación, Francisco comentó como es habitual el evangelio del domingo, deteniéndose en la parábola del mercader en busca de perlas preciosas. A continuación su reflexión.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy el Evangelio narra la parábola de un comerciante en busca de perlas preciosas. Él, dice Jesús, "encontró una perla de gran valor, fue, vendió todos sus bienes y la compró" (Mt 13,46). Detengámonos un poco en los gestos de este comerciante, que primero busca, luego encuentra y finalmente compra.

Primer gesto: buscar. Es un comerciante emprendedor, que no se queda quieto, sino que sale de su casa y se pone a buscar perlas preciosas. No dice: "Me conformo con las que ya tengo", sino que busca otras más bellas. Y esto nos invita a no encerrarnos en la costumbre, en la mediocridad de los que se conforman, sino a reavivar el deseo, para que el deseo de buscar, de seguir adelante no se extinga, a cultivar los sueños de bien, a buscar la novedad del Señor, porque el Señor no es repetitivo, siempre trae novedad, la novedad del Espíritu, siempre hace nuevas las realidades de la vida (cf. Ap 21,5). Y nosotros debemos tener esta actitud: buscar.

El segundo gesto del comerciante es encontrar. Es una persona prudente, que "tiene ojo" y sabe reconocer una perla de gran valor. No es fácil. Pensemos, por ejemplo, en los fascinantes bazares orientales, donde los bancos, llenos de mercancías, se sitúan a lo largo de las paredes de las calles abarrotadas de gente; o en algunos de los puestos que se ven en muchas ciudades, llenos de libros y objetos diversos. A veces, en estos mercados, si uno se detiene a mirar bien, puede descubrir tesoros: cosas muy valiosas, volúmenes raros que, mezclados con todo lo demás, uno no advierte a primera vista. Pero el mercader de la parábola tiene buen ojo y sabe encontrar, sabe "discernir" para encontrar la perla. Esto también es un aprendizaje para nosotros: cada día, en casa, en la calle, en el trabajo, de vacaciones, tenemos la oportunidad de vislumbrar el bien. Y es importante saber encontrar lo que vale: entrenarnos para reconocer las gemas preciosas de la vida y distinguirlas de las baratijas. ¡No desperdiciemos el tiempo y la libertad en cosas triviales, pasatiempos que nos dejan vacíos por dentro, mientras la vida nos ofrece cada día la perla preciosa del encuentro con Dios y con los demás! Es necesario saber reconocerla: discernir para encontrarla.

Y el último gesto del comerciante: compra la perla. Al darse cuenta de su inmenso valor, vende todo, sacrifica todos sus bienes para tenerla. Cambia radicalmente el inventario de su almacén; no queda nada más que esa perla: es su única riqueza, el sentido de su presente y de su futuro. Esto también es una invitación para nosotros. Pero, ¿cuál es esa perla por la que se puede renunciar a todo, de la que nos habla el Señor? Esta perla es Él mismo, es el Señor! Buscar al Señor y encontrar al Señor, encontrar al Señor, vivir con el Señor. La perla es Jesús: Él es la perla preciosa de la vida, que hay que buscar, encontrar y hacer propia. Merece la pena invertirlo todo en Él, porque, cuando uno encuentra a Cristo, la vida cambia. Si te encuentras con Cristo, te cambia la vida.

Retomemos entonces los tres gestos del mercader -buscar, encontrar, comprar- y hagámonos algunas preguntas. Buscar: ¿yo, en mi vida, estoy en búsqueda? ¿Me siento bien, conforme, o entreno mi deseo por el bien? ¿Estoy en una “jubilación espiritual”? ¡Cuántos jóvenes están “jubilados”! Segundo gesto, encontrar: ¿me ejercito en discernir lo que es bueno y viene de Dios, sabiendo renunciar a lo que me deja poco o nada? Por último, comprar: ¿sé gastarme por Jesús? ¿Está Él en primer lugar para mí, es Él el mayor bien de la vida? Sería bonito decirle hoy: "Jesús, Tú eres mi mayor bien". Cada uno, en su corazón, diga ahora: “Jesús, Tú eres mi mayor bien”.

Que María nos ayude a buscar, encontrar y abrazar a Jesús con todo nuestro ser.

Al finalizar el Ángelus, el Pontífice habló de las Jornadas mundiales de la amistad y contra la trata de seres humanos, después lanzó un llamamiento por Ucrania y recordó el aniversario de la explosión en el puerto de Beirut en Líbano. Finalmente pidió que se le acompañara con la oración en el viaje a Portugal, que iniciará el miércoles 2 de agosto, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa.

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy celebramos dos Jornadas Mundiales convocadas por la onu : el Día de la Amistad y el Día contra la Trata de Seres Humanos. El primero promueve la amistad entre pueblos y culturas; el segundo combate el delito que convierte a las personas en mercancía. La trata es una terrible realidad que afecta a demasiadas personas: niños, mujeres, nietos, trabajadores... tantas personas explotadas. Todos ellos viven en condiciones inhumanas y sufren la indiferencia y el rechazo de la sociedad. Hay tanta trata en el mundo de hoy. Dios bendiga a los que se comprometen para luchar contra la trata.

No dejemos de rezar por la atormentada Ucrania, donde la guerra destruye todo, incluso el trigo. Esto es una grave ofensa a Dios, pues el trigo es Su don para alimentar a la humanidad; y el clamor de millones de hermanos y hermanas que padecen hambre se eleva al Cielo. Hago un llamamiento a mis hermanos, las autoridades de la Federación Rusa, para que se restablezca la iniciativa del Mar Negro y el trigo sea transportado con seguridad.

El próximo 4 de agosto se cumplirán tres años de la devastadora explosión en el puerto de Beirut. Renuevo mi oración por las víctimas y sus familias, que buscan verdad y justicia, y espero que la compleja crisis del Líbano pueda encontrar una solución digna de la historia y de los valores de ese pueblo. No olvidemos que el Líbano es también un mensaje.

Les pido que me acompañen con su oración en el Viaje a Portugal, que realizaré a partir del próximo miércoles, en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud. Tantos jóvenes, de todos los continentes, vivirán la alegría del encuentro con Dios y con los hermanos, guiados por la Virgen María, que después de la Anunciación "se levantó y partió sin demora" (Lc 1,39). A Ella, estrella luminosa del camino cristiano, tan venerada en Portugal, encomiendo los peregrinos de la jmj y todos los jóvenes del mundo.

Y ahora saludo a ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de muchos países. Saludo en particular al coro de niños de Veliko Tarnovo, Bulgaria, y al grupo de jóvenes de México; así como a los adolescentes de Biadene y Caonada. Y saludo a los chicos de la Inmaculada.

Les deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta luego!