· Ciudad del Vaticano ·

Ante la repetición de graves tragedias en el Mediterráneo, en una carta al arzobispo de Agrigento el Papa lanza de nuevo el grito doloroso y ensordecedor de los migrantes, principalmente niños, fallecidos en el mar

La vergüenza de una sociedad que ya no sabe llorar y compadecer al otro

 La vergüenza de una sociedad que ya no sabe llorar y compadecer al otro  SPA-028
14 julio 2023

«La muerte de inocentes, principalmente niños, que buscan una existencia más serena, lejos de guerras y violencias, es un grito doloroso y ensordecedor que no puede dejarnos indiferentes. Es la vergüenza de una sociedad que ya no sabe llorar y compadecer al otro». La denuncia del Papa Francisco está escrita negro sobre blanco en una carta enviada al arzobispo de Agrigento con ocasión de las celebraciones en Lampedusa del décimo aniversario de la visita pontificia a la isla.

Al Querido Hermano

Mons. Alessandro Damiano

Arzobispo de Agrigento

Con ocasión de la celebración en recuerdo del 10º aniversario de la visita a Lampedusa, deseo enviarle a usted, a los fieles de la archidiócesis, a las autoridades y a los presentes mi cordial saludo. Estoy cerca de vosotros con el afecto, la oración y el aliento.

Queridos, en estos días en los que estamos asistiendo a la repetición de graves tragedias en el Mediterráneo, nos estremecen las masacres silenciosas delante de las cuales aún permanecemos impotentes y atónitos. La muerte de inocentes, principalmente niños, buscando una existencia más serena, lejos de guerras y violencias, es un grito doloroso y ensordecedor que no puede dejarnos indiferentes. Es la vergüenza de una sociedad que ya no sabe llorar y compadecer al otro.

Han pasado diez años del viaje que quise realizar en la comunidad de Lampedusa para manifestar mi apoyo y la paterna cercanía a quien después de arduas peripecias, a merced del mar, han desembarcado en vuestras costas. La consumación de tan inhumanos desastres debe estremecer absolutamente las conciencias; Dios todavía nos pregunta: “Adán, ¿dónde estás?”, “¿Dónde está tu hermano?”. ¿Queremos perseverar en el error, pretendiendo ponernos en el lugar del Creador, dominar para proteger los propios intereses, romper la armonía constitutiva entre Él y nosotros? Es necesario cambiar actitud; el hermano que llama a la puerta es digno de amor, de acogida y de toda atención. Es un hermano que, como yo, fue puesto en la tierra para disfrutar de lo que allí existe y compartirlo en comunión.

En este contexto, todos estamos llamado a un renovado y profundo sentido de responsabilidad, dando prueba de solidaridad y compartir. Es necesario que la Iglesia, para ser realmente profética, trabaje con diligencia para ponerse en la ruta de los olvidados, saliendo de sí misma, aliviando con el bálsamo de la fraternidad y de la caridad las llagas sangrantes de aquellos que llevan impresas en el propio cuerpo las mismas heridas que Cristo.

Por eso os exhorto a no permanecer prisioneros en el miedo o en las lógicas de parte, sino que seáis cristianos capaces de fecundar con la riqueza espiritual del Evangelio esta isla, puesta en el corazón del Mare Nostrum, para que vuelva a brillar en su belleza original.

Mientras doy las gracias a cada uno de vosotros, rostro radiante y misericordioso del Padre, por el compromiso de asistencia a favor de los migrantes, encomiendo al Señor de la vida a los fallecidos en las travesías, y con gusto imparto mi Bendición, pidiendo por favor que recéis por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 20 de junio de 2023

Francisco