· Ciudad del Vaticano ·

La declaración de los premios Nobel firmada por el cardenal Parolin

Diferentes pero hermanos y hermanas

16 junio 2023

Los premios Nobel que participaron en el Meeting firmaron en la plaza de San Pedro la Declaración sobre la fraternidad humana. El documento, redactado por los mismos durante los trabajos de la mañana en el Palacio de la Cancillería, ha sido firmado por la Santa Sede por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado. Publicamos, a continuación, el texto.

«Somos diversos, somos diferentes, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz» (Papa Francisco).

Cada hombre es mi hermano, cada mujer es mi hermana, siempre. Queremos vivir juntos, como hermanos y hermanas, en el Jardín que es la Tierra. El Jardín de la fraternidad es la condición de la vida para todos.

Somos testigos de cómo en todos los rincones del mundo la armonía perdida florece cuando se respeta la dignidad, se secan las lágrimas, se remunera el trabajo de manera justa, se garantiza la educación, se cuida la salud, se aprecia la diversidad, se sana la naturaleza, se honra la justicia y las comunidades abrazan la soledad y el miedo.

Juntos elegimos vivir nuestras relaciones basadas en la fraternidad, que es alimentada por el diálogo y el perdón, que «no implica olvido» (ft, n. 250), sino renunciar «a ser poseídos por esa misma fuerza destructiva» ( ft , n. 251) de la que todos sufrimos las consecuencias.

«La verdadera reconciliación no escapa del conflicto sino que se logra en el conflicto, superándolo a través del diálogo y de la negociación transparente, sincera y paciente» (244). Esto en el contexto de la arquitectura de los derechos humanos.

Lo queremos gritar al mundo en nombre de la fraternidad: ¡No más la guerra! Es la paz, la justicia, la igualdad la que guía el destino de toda la humanidad. ¡No al miedo, a la violencia sexual y doméstica! Que cesen los conflictos armados. Basta ya de armas nucleares y de minas antipersonas. No más migraciones forzadas, limpiezas étnicas, dictaduras, corrupción y esclavitud. Detengamos el uso manipulador de la tecnología y de la inteligencia artificial, antepongamos y fecundemos de fraternidad el desarrollo tecnológico.

Animamos a los países a promover esfuerzos conjuntos para crear sociedades de paz, como, por ejemplo, la institución de un Ministerio para la Paz.

Nos comprometemos a limpiar la tierra manchada por la sangre de la violencia y del odio, de las desigualdades sociales y de la corrupción del corazón. Al odio respondemos con amor.

La compasión, el compartir, la gratuidad, la sobriedad y la responsabilidad son para nosotros las opciones que nutren la fraternidad personal, la del corazón.

Hacer crecer la semilla de la fraternidad espiritual comienza por nosotros. Basta plantar una pequeña semilla al día en nuestros mundos relacionales: la propia casa, el barrio, la escuela, el lugar de trabajo, la plaza y las instituciones en las que se toman las decisiones.

Creemos también en la fraternidad social que reconoce igual dignidad para todos, alimenta la amistad y la pertenencia, promueve la educación, la igualdad de oportunidades, condiciones de trabajo dignas y la justicia social, la acogida, la solidaridad y la cooperación, la economía social solidaria y una justa transición ecológica, una agricultura sostenible que garantice el acceso al alimento para todos, para promover relaciones armoniosas, arraigadas en el respeto recíproco y en el cuidado del bienestar para todos.

En este horizonte es posible desarrollar acciones de proximidad y leyes humanas, porque «la fraternidad tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la igualdad» ( ft , 103).

Juntos queremos construir una fraternidad ambiental, hacer la paz con la naturaleza reconociendo que “todo está relacionado”: el destino del mundo, el cuidado de la creación, la armonía de la naturaleza y estilos de vida sostenibles.

Deseamos edificar el futuro sobre las notas del Cántico de las Criaturas de san Francisco, el canto de la Vida sin fin. La trama de la fraternidad universal teje la urdimbre de las estrofas del Cántico: todo está en relación y en relación con todo y con todos está la Vida.

Por tanto, nosotros, reunidos con ocasión del primer Encuentro Mundial de la Fraternidad Humana, dirigimos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad nuestro llamamiento a la fraternidad. Nuestros hijos, nuestro futuro, sólo pueden prosperar en un mundo de paz, justicia e igualdad, en beneficio de la única familia humana: sólo la fraternidad crea humanidad.

Está en nuestra libertad querer la fraternidad y construirla juntos en unidad. Firma con nosotros este llamamiento para abrazar este sueño y transformarlo en praxis cotidiana, para que llegue a las mentes y a los corazones de todos los gobernantes y a quien, a todos los niveles, tiene una pequeña o gran responsabilidad cívica.