Con las palabras del Ave María el Papa Francisco ha confiado a unos novecientos jóvenes genoveses el “mandato” de vivir en la cotidianidad la fuerza del sacramento de la Confirmación que acaban de recibir o están a punto de recibir. El Pontífice dio la bienvenida al animado y colorido grupo a las 8.30 del sábado 20 de mayo, en la plaza justo delante de la Casa Santa Marta. La peregrinación a Roma es una cita tradicional y muy esperada por los jóvenes de la archidiócesis de Génova que, en esta época del año, reciben la Confirmación.
«Gracias por la visita, estoy contento de verlos —¡y tantos, tantos!— Estoy contento. Bienvenidos», dijo Francisco, que llevaba el sombrero rojo de la peregrinación, deseando a los chicos «una bella estancia en Roma: conocer las cosas, pasear, ir por los jardines... tantas cosas bellas. Y sobre todo, estar unidos, no pelear entre vosotros. ¿Saben quién inventó la pelea? ¿Quién lo sabe?»
Pronta la respuesta del “grupo de confirmación”: “El diablo”.
Sí, relanzó el Papa, «el diablo quiere que nosotros peleemos y él es feliz. No. Tenemos que ser amigos y nunca hablar mal. ¿Sabéis lo que es hablar mal? ¿Qué es?»
«Hablar mal de los demás» insistió Francisco retomando la pronta respuesta de los chicos: «Hablar mal es una cosa fea, una cosa muy fea. Y la gente que habla mal es gente que pierde la dignidad, porque se ocupa de ensuciar a los demás. Hablar mal es ensuciar a los demás». Siempre en el estilo del diálogo directo con los chicos, el Papa recordó que «hablar mal» es «ensuciar a los demás» y que no «es bonito ensuciar a los demás».
«“Eh, Padre, yo no sé cómo hacer para no hablar mal porque me sale…” Pero tengo una muy buena medicina, ¿sabes? Muérdete la lengua. Y así no hablarás mal», concluyó el Pontífice, agradeciendo nuevamente a los chicos por la visita, deseándoles “ una buena estancia” e invitándolos “a rezar a la Virgen”, con el Ave María, antes de impartir la bendición.
Son más de 70 las parroquias de la diócesis —de Arenzano a Camogli, del Valle Lemme a Bargagli— que se movieron el viernes 19, en peregrinación con 17 autobuses hacia Roma. Después del encuentro con el Papa, los jóvenes visitaron los Jardines vaticanos y vivieron también un momento de catequesis.
Para el arzobispo Marco Tasca, que está acompañando al grupo, es «realmente una bella experiencia para todos estos chicos poder participar en la peregrinación tras las huellas de los primeros cristianos. Con el sacramento que acaban de recibir, o recibirán en breve, se convierten en testigos y están llamados a contar la bella historia del Evangelio y, al mismo tiempo, a seguir construyéndola en su vida”.
«La peregrinación a Roma para los confirmados y confirmandos es ya una tradición de nuestra archidiócesis que año tras año ha asumido un significado particular» hace presente don Gianfranco Calabrese, vicario episcopal para el anuncio del Evangelio y la misionariedad: «Los muchachos y las catequistas esperan este momento como crecimiento espiritual y cultural además de una ocasión de fiesta para todos».
«La preparación ha sido larga, pero puedo decir que hay un gran entusiasmo por parte de todos los participantes», explica don Matteo Firpo, coordinador de la oficina de catequesis de la archidiócesis de Génova. «El sacramento de la confirmación —recuerda— convierte a cada joven en discípulo y testigo, y esta peregrinación quiere ser un estímulo para cada uno a vivir como Jesús enseñó y mostrar su belleza a todos».