· Ciudad del Vaticano ·

MUJERES IGLESIA MUNDO

* Carta
“Viendo cómo salís a la calle con el pelo suelto a exigir vuestro futuro, me habéis demostrado con este ejemplo que la libertad es la irremplazable raíz de la vida”

A vosotras, jóvenes iraníes

 A voi giovani iraniane  DCM-003
04 marzo 2023

Queridas jóvenes iraníes, nunca he tenido que mostrar el valor que tenéis vosotras, así que ni siquiera sé si lo tengo. Aunque ya no soy una adolescente, la verdad es que como nunca me vi obligada a luchar por la libertad arriesgando mi vida, tengo muy poco que enseñaros. Muy al contrario, estoy aprendiendo de vosotras. Al veros salir a la calle con el pelo suelto y corto para exigir el futuro que os merecéis y que toda mujer merece, me habéis demostrado con vuestro ejemplo, con vuestra presencia física bajo el cielo infinito y a punta de pistola, que la libertad es el raíz insustituible de la vida. Sin ella, solo estamos aparentemente vivas. Sin ella, nos asfixiamos.

Me gustaría escribirte sobre mi admiración y decirte que tu causa es la nuestra: no estáis solas. Incluso aquí, en este rincón privilegiado del mundo donde nací y crecí por pura suerte, - aquí donde gracias a las mujeres que lucharon antes que nosotras, todas somos libres para estudiar, vestirnos como queremos, trabajar y casarnos con quien amamos -, la realidad no es tan simple como parece. En Italia casi todos los días muere una mujer porque intentó rebelarse contra una pareja violenta que la consideraba de su propiedad. Todos los días las mujeres somos víctimas de prejuicios y discriminación, continuamente se nos desalienta a buscar nuestra independencia, ejercer nuestra carrera y disfrutar de nuestra felicidad para sacrificarla por la de los hijos y maridos.

Estamos educadas para gustar y ser deseadas y no tanto para cultivar nuestros propios deseos, para hablar en voz alta, para desobedecer y para ocupar un gran espacio social fuera del perímetro de nuestras casas. En todas partes del mundo, en distinto grado, las mujeres son penalizadas, marginadas, silenciadas, violadas y asesinadas por el mero hecho de ser mujeres. En todas partes del mundo, en distinto grado, se nos niega el derecho a la propia identidad. Nos piden que pertenezcamos a alguien. Que nos sacrifiquemos. Que obedezcamos. Pero no somos cosas, somos personas. Nuestros cuerpos no son terreno de conquista ni de juicio de nadie. Son solo para nosotras, para correr, amar, gritar, movernos y conocer. Para construir nuestras vidas a través de elecciones libres.

Vuestro valor es una señal universal que llama a las puertas del futuro. Un futuro, después de milenios, por fin justo, que nos ve no solo como hijas, o madres, o esposas, sino también, siempre y, sobre todo, como expresión de nuestros deseos, de nuestros sueños y de nuestra voz. Un futuro en el que seremos amigas, porque la sororidad es la única manera de combatir un mundo que nos ha ofendido y acorralado desde el principio de los tiempos.

Vuestra lucha es la lucha de todas, y de cualquiera que dé cuenta de que este escándalo no puede continuar. Desatad el ímpetu de la juventud, la fuerza del ideal sin la cual no se puede decir que la vida sea tal.

Sed protagonistas en primera persona de una historia inédita.

Con vosotras nace una humanidad nueva. Desde aquí, yo os doy las gracias.

de Silvia Avallone