· Ciudad del Vaticano ·

Audiencia a los monjes budistas del país asiático

En diálogo por la sanación social y la reconstrucción de Camboya

 En diálogo por la sanación social  y la reconstrucción de Camboya  SPA-004
27 enero 2023

«Las importantes contribuciones que, inspiradas por las creencias religiosas y de las tradiciones espirituales» es posible ofrecer a Camboya «en su camino de sanación social y reconstrucción económica, después de las crisis socio-políticas de los últimos decenios» fueron subrayadas por el Papa Francisco en el discurso a los monjes budistas del país asiático recibidos en audiencia la mañana del jueves 19 de enero, en la biblioteca privada del Palacio apostólico. La delegación comboyana estaba acompañada por el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot y monseñor Indunil J. Kodithuwakku K., prefecto y secretario del Dicasterio para el diálogo interreligioso.

Eminencia,

queridos hermanos, ¡buenos días!

Dirijo una calurosa bienvenida a vuestra delegación, queridos amigos budistas, así como a los representantes de la sociedad civil comboyana. Estoy agradecido por esta visita, que busca consolidar vuestra amistad duradera como líderes religiosos comprometidos para mejorar la cooperación interreligiosa, un elemento importante de la sociedad, que permite a las personas vivir pacíficamente como hermanos y hermanas, reconciliados entre ellos y con el ambiente en el que viven.

En un momento en el cual la familia humana y nuestro planeta se encuentran frente a graves amenazas, habéis elegido oportunamente la “Conversión ecológica” como tema de vuestro encuentro. Este es un signo positivo de la creciente sensibilidad y preocupación por el bienestar de la Tierra, nuestra casa común, y por las importantes contribuciones que, inspirados por las creencias religiosas y de las tradiciones espirituales, podéis ofrecer a vuestro noble país en su camino de sanación social y reconstrucción económica, después de las crisis socio-políticas de los últimos decenios.

La pobreza y la falta de respeto por la dignidad de los marginados causan mucho sufrimiento y desaliento en nuestro tiempo; por eso se deben contrarrestar con procesos concertados que promuevan la conciencia de la fragilidad radical de nuestros contextos ambientales. Es urgente buscar, a través del diálogo a todos los niveles, soluciones integradas basadas en el respeto de la interdependencia fundamental entre la familia humana y la naturaleza. Por este motivo, siguiendo el recorrido marcado por mis predecesores, he seguido instando al cuidado de nuestra casa común, un cuidado que es también «vocación al respeto. Respeto por la creación, respeto por el prójimo, respeto por sí mismos y respeto hacia al Creador» (Discurso a los participantes del encuentro “Fe y ciencia: hacia cop 26”, 4 de octubre de 2021). Pero esto no puede suceder sin un cambio del corazón, de la visión y de las costumbres.

La conversión ecológica sucede cuando se reconocen las raíces humanas de la actual crisis ambiental; cuando el verdadero arrepentimiento lleva a frenar o detener tendencias, ideologías y prácticas nocivas e irrespetuosas de la creación y cuando las personas se comprometen a promover modelos de desarrollo que curen las heridas infligidas por la avaricia, la búsqueda desmedida de ganancias económicas, la falta de solidaridad con el prójimo y la falta de respeto por el medioambiente. La conversión ecológica busca «convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar» (Enc. Laudato si’, 19). Nos llama «a cambiar de marcha, a modificar las malas costumbres para poder soñar, para crear y actuar juntos en la realización de un futuro justo y equitativo» (Prefacio a Laudato si’ Reader, 13).

El diálogo desvela la profunda riqueza que nuestras respectivas tradiciones religiosas ofrecen en apoyo de los esfuerzos para cultivar la responsabilidad ecológica. Siguiendo los principios que Buda dejó en herencia a sus discípulos (Pratimoksa), entre los cuales la práctica llamada “metta”, que consiste en no dañar a los seres vivos (cfr Metta Sutta sn 1.8), y viviendo un estilo de vida sencillo, los budistas pueden adquirir una actitud compasiva hacia todos los seres humanos, incluida la tierra, su hábitat. Por su parte, los cristianos cumplen su responsabilidad ecológica cuando, como custodios de confianza, protegen la creación, la obra que Dios ha encomendado al hombre para que la cultivara y la custodiara (cfr Gen 2,15; Laudato si’, 95; 217).

Os doy las gracias nuevamente por vuestra visita, muy apreciada, y deseo que la estancia en Roma sea agradable y enriquecedora. También estoy seguro de que el encuentro con los oficiales del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso ofrecerá la oportunidad de explorar ulteriores modos para promover la conversión ecológica a través de las iniciativas emprendidas por el diálogo budista-cristiano tanto en Camboya como en toda la región.

Sobre vosotros y sobre todos los habitantes de vuestro noble país invoco abundantes bendiciones del Cielo.