En el recuerdo de santa Teresa de Calcuta, el Papa Francisco entregó, en la mañana del sábado 17 de diciembre -día del 86º cumpleaños del Pontífice-, un particular signo de gratitud a tres personas que, en diversas situaciones de vida, testimonian la caridad por los más pobres. El encuentro tuvo lugar en la Sala del Consistorio. Acompañados del cardenal Konrad Krajewski, estaban presentes en particular el franciscano Hanna Jallouf, en primera línea entre los “últimos” en Siria, Gian Pierà, llamado Wué, un sintecho que destina parte de las ofrendas que recoge a quien es más pobres que él, y Silvano Pedrollo, un empresario industrial que construye escuelas, pozos y estructuras sanitarias en los rincones olvidados del mundo. Por iniciativa del Dicasterio de la caridad, el Papa entregó un pequeño mapa mundo dedicado a madre Teresa e incrustado en un cubo – símbolo del amor que tiene en pie el mundo – que lo sostiene. A continuación, las palabras del Pontífice.
Os doy las gracias por esta visita llena de afecto y llena de mensajes: el mensaje de la pobreza, el mensaje de la cercanía, el mensaje de la hermandad, el mensaje de la oración, que es la herencia que Madre Teresa nos ha dado siempre. También la oración en los momentos oscuros, porque esta mujer ha pasado verdaderas tempestades espirituales con la oscuridad dentro, pero ha seguido rezando. ¡Valiente!
Que Madre Teresa desde el cielo nos ayude a vivir la pobreza con sencillez y con la oración. Así podamos ayudar a los otros, y no es una simple beneficencia; que es algo bueno, una beneficencia es buena, pero es pagana. Cristiana es la cercanía, la caridad con oración. Y esto es bueno.
Ahora daré la bendición a todos.