· Ciudad del Vaticano ·

Audiencia a los miembros de la “Amitié Judéo-Chrétienne de France”

En tiempos de cierres y rechazos debemos perseverar en el camino del diálogo

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16 diciembre 2022

Una exhortación a perseverar en el camino del diálogo entre judíos y cristianos, especialmente en estos “tiempos hostiles en los que las actitudes de cerrazón y rechazo hacia el otro son cada vez más numerosas”, dirigió el Papa a los miembros de la “Amitié Judéo-Chrétienne de France”, recibidos en audiencia la mañana del lunes 12 de diciembre, en la Sala del Consistorio.

Queridos amigos:

Les doy la bienvenida, miembros de la Amitié Judéo-Chrétienne de France, con motivo de la celebración del 75 aniversario de su nacimiento.

En primer lugar, quisiera evocar la figura de uno de sus fundadores, Jules Isaac, que desempeñó un papel destacado en el acercamiento entre judíos y cristianos tras la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Participó, en particular, en la famosa Conferencia de Seelisberg, que concluyó sus trabajos con los famosos “Diez puntos de Seelisberg”, algunos de los cuales fueron recogidos por la Declaración conciliar Nostra Aetate. Recibido en audiencia por los Papas Pío xii y Juan xxiii , Jules Isaac pidió la redacción de ese texto profético.

Un texto que conserva toda su actualidad y recuerda “el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos”, deseando “recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno” (n. 4).

La Amitié Judéo-Chrétienne de France se compromete resuelta y activamente en esta vía de estudio y diálogo para ayudar a judíos y cristianos a crecer en el conocimiento mutuo, la comprensión, el respeto y la amistad.

Os doy las gracias por esta labor, que habéis llevado a cabo incansablemente durante setenta años.

Ha ayudado mucho a judíos y cristianos a redescubrirse como hermanos, hijos de un mismo Padre, que “espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con una sola voz y ‘le servirán como un solo hombre’ (Soph 3,9)” (ibid.).

El camino que hemos recorrido juntos es, pues, considerable —hay que dar gracias a Dios por ello—, dado el peso de los prejuicios mutuos y la historia, a veces dolorosa, que hay que asumir.

Pero la tarea no ha terminado, y les animo a perseverar en este camino de diálogo, fraternidad e iniciativas conjuntas.

Porque este hermoso trabajo, que consiste en crear vínculos, es frágil, siempre hay que reanudarlo y consolidarlo, sobre todo en estos tiempos hostiles en los que las actitudes de cerrazón y de rechazo del otro son cada vez más numerosas, sobre todo con el preocupante resurgimiento del antisemitismo, especialmente en Europa, así como de la violencia contra los cristianos.

Por ello, os aseguro mi apoyo a vuestras iniciativas, así como a las de todos aquellos, judíos y cristianos juntos, que luchan por una fraternidad cada vez mayor.

Rezo para que vuestro trabajo y vuestro compromiso den frutos abundantes y duraderos.

Invoco para ustedes la bendición del Señor y les pido por favor que recen por mí.

Gracias.