En la entrevista de la tvi/cnn Portugal al Papa transmitida integralmente en la noche de este 5 de septiembre, los temas son numerosos: la guerra en Ucrania, los abusos en la Iglesia, la jmj Lisboa 2023, el Sínodo. La periodista Maria João Avillez intercala estos grandes temas con el humor del Papa, sus vacaciones y sus gustos.
Equilibrio, como en el mar, las grandes olas van seguidas de una cierta calma. Así se puede describir la entrevista de la periodista Maria João Avillez para la tvi/cnn Portugal al Papa realizada en los calurosos días de agosto, el jueves 11 para ser exactos, y que en la noche del 5 de septiembre fue transmitida integralmente. Han sido numerosas las anticipaciones con vídeos y artículos que se han dado de esta conversación de largo aliento: desde los abusos en la Iglesia, la inclusión de la mujer en la Curia Romana o la sinodalidad, hasta la guerra en Ucrania, el diálogo intergeneracional, las expectativas para la jmj o las vacaciones del Pontífice. Un oleaje de temas primordiales y no tanto, que Francisco concluye con su clásico: “Recen por mí”.
Como era de esperarse, la Jornada Mundial de la Juventud ( jmj Lisboa 2023), que tendrá lugar en Portugal el año que viene, abre la entrevista: “Yo pienso ir. El Papa va a ir. O va Francisco o va Juan xxiv pero va el Papa”. Con este tono humorístico Francisco manifiesta el interés de la Iglesia por los jóvenes que tuvo su máxima expresión con la “genialidad de san Juan Pablo ii ” en su convocatoria a estos encuentros mundiales “que universalizan la juventud” y, aunque hablen idiomas distintos y vengan de diversas culturas, “se encuentran y juntos se dan cuenta de anhelos comunes, deseos comunes”.
El Pontífice sostiene que “los jóvenes tienen su lenguaje propio”, una “cultura y un lenguaje progresivo” y, por ello, es necesario “escucharlos en su modo de interpretar las cosas y responderles de modo que puedan entender”. Y luego de reiterar que en una reunión con jóvenes hay “que estar preparado para que hablen otro idioma”, se refirió a la facilidad con la que los jóvenes acortan las distancias ante las diferencias, son más “aptos a acercarse”, porque comparten intereses comunes como el deporte, la música, el arte: “Los jóvenes son mucho más audaces, libres”. Y la jmj debe tener ese acercamiento, “no artificialmente, sino a través de intereses comunes”.
Al ser interpelado sobre lo que gana como pastor de su diálogo con los jóvenes, Francisco respondió con su vena anecdótica sobre un encuentro en el Vaticano con jóvenes de varios continentes, no necesariamente católicos o practicantes. “Yo ahí aprendí, porque me pusieron dificultades muy grandes, y yo no me preocupé en responder a la dificultad”, dijo el Papa, sino que trató de “ponerse” en esa dificultad: “Algunos me atacaron, pero no me ofendieron, porque fueron muy sinceros”. También sincero el Pontífice al confesar que le “cuesta mucho” el diálogo con los adultos por “el doble lenguaje, o sea, el lenguaje diplomático que uno dice una cosa, pero piensa otra”. Por eso insiste en la necesidad de escuchar a los jóvenes, de dialogar con ellos, porque “al joven cuando uno le da espacio hay sinceridad”.
El diálogo intergeneracional, tema recurrente del Santo Padre fue tocado nuevamente: Los jóvenes tienen que tener una mirada hacia el futuro y una mirada al pasado: “Los jóvenes que solo miran al futuro se quedan sin sustento. El joven tiene que dialogar con sus raíces, como el árbol. Para que un árbol dé frutos tiene que venir de la raíz algo. ¿Pero, entonces, me refugio en la raíz? No, porque eso no da frutos. Pero mirar las raíces, eso lo da solamente el diálogo con los ancianos”.
Tras un espacio de baja marea donde Francisco habla de su devoción mariana cuyo germen nació en el seno de su familia devota a María Auxiliadora, su amor repentino por el silencio de Fátima - “que me dejó mudo”- y sobre su manera de rezar que no ha cambiado sino profundizado, el tema de los abusos en el seno de la Iglesia levantó la animosidad del Papa:
“Quiero ser muy claro con esto. El abuso de hombres y mujeres de Iglesia -abuso de autoridad, abuso de poder y abuso sexual- es una monstruosidad”. Agrega además que el abuso es una realidad trágica, realidad de todos los tiempos, que incluso tiene amplios porcentajes de incidencia en las familias, en el ámbito deportivo y educacional y que, en la Iglesia, no tienen que ver con el celibato, como algunos piensan, sino simplemente “la monstruosidad de un hombre o de una mujer de Iglesia, que está enfermo psicológicamente o es malvado, y usa su postura para su satisfacción personal. Es diabólico”.
Una cosa deja claro Francisco: “Tolerancia cero. ¡Cero! Un sacerdote no puede seguir siendo sacerdote si es abusador. No puede. Porque es un enfermo o un criminal, no sé. Pero finalmente es un enfermo, ¿no? Es una bajeza humana, ¿no? Y el sacerdote está para llevar a los hombres a Dios, y no para destruir a los hombres en nombre de Dios. Tolerancia cero”.
Sobre la inclusión de la mujer en diversos cargos curiales que ha implementado Francisco en los últimos años, la periodista portuguesa Avillez va directamente al grano, al preguntar cómo es vista la elección de tres mujeres en el Dicasterio para los Obispos. Como lo ha dicho en varias ocasiones, el Pontífice confirma que la “Iglesia es femenina. La Iglesia es mujer”. Pero además indica que “en la administración normal de la Iglesia faltaban las mujeres”, y ya no se habla solo de secretarias, sino de cargos como el de la vicegobernadora del Vaticano.
En cuanto a la aptitud de las mujeres en la elección de los obispos, Francisco comparte que en su experiencia personal “los informes más maduros que yo recibía para dar la ordenación sacerdotal a los seminaristas eran los que hacían las mujeres”. Más aún agrega: “O sea, incluir a la mujer no es una moda feminista, es un acto de justicia que, culturalmente, estaba dejada de lado”.
La capacidad administrativa, la “maternalidad de la mujer” en la toma de decisiones, en particular, en los conflictos o dificultades, es contada por el Pontífice entre anécdotas y experiencias para luego constatar que “la mujer nunca abandona lo perdido” - como un hijo encarcelado - y es “capaz de llevar adelante esa cualidad de Dios que es la ternura”. Judit en el Antiguo Testamento y la Virgen María son las figuras femeninas que lo han inspirado.
De una pausa dedicada al humor, “una gracia” que caracteriza a Bergoglio, la conversación se traslada al proceso sinodal que actualmente vive la Iglesia y que el Papa señala como una necesidad que ya san Pablo vi había resaltado tras el Concilio Vaticano ii y la razón por la que instituyó la Secretaría General del Sínodo. A 50 años de esta creación, la Iglesia habla de sinodalidad.
“A veces uno confunde que la sinodalidad es como un parlamento, donde cada uno dice lo que le parece. No, ser sínodo es otra cosa. Voy por el otro lado: no hay Sínodo sin la presencia del Espíritu Santo”, explica el Pontífice y agrega que “en lo sinodal está la diversidad, en lo que cada uno va diciendo, pero es el Espíritu el que hace la armonía”.
Obviamente el tema de la guerra en Ucrania tenía que despuntar, especialmente ante los numerosos llamamientos del Papa a poner fin a ese conflicto diabólico. Sin embargo, a pesar de haber manifestado en varias ocasiones su voluntad de visitar Kiev o Moscú, Francisco señala que “está en el aire, no sé todavía” por su situación con la rodilla. Sobre el tema, también había adelantado que, al día siguiente de la entrevista, es decir el 12 de agosto, habría hablado con el presidente Zelensky. “Estoy en diálogo con ellos”, asegura el Papa al referirse a los presidentes de Rusia y Ucrania. Y recuerda la visita de tres cardenales a Kiev en su nombre: “Mi presencia allí está fuerte”.
Sobre lo que les diría a ambos líderes: “No sé, no sé. Yo con los dos tuve diálogos, los dos me visitaron acá, no ahora, antes. Yo siempre creo que dialogando siempre se va adelante. ¿Sabe quién no sabe dialogar? Los animales. Son puro instinto. Si te dejas llevar por el puro instinto... En cambio, el diálogo es dejar de lado el instinto y escuchar. Es difícil el diálogo”.
Un toque de frescura se acerca al final de la entrevista cuando el Santo Padre habla de sus vacaciones, “leyendo, escuchando música”. Le gusta mucho la ópera de Wagner: “Sí, lo pongo ahí y mientras trabajo, escucho”. Se levanta temprano, “como las gallinas”, celebra misa y empieza a trabajar: “a las nueve y a las diez apago la luz”. Pero, “mira la ventana”. Sí, la entrevista concluye con una palabra que ilumine y reconcilie el camino de la Iglesia:
“Yo diría esto: mira la ventana. Mira la ventana. Y pregúntate: “¿Tu vida tiene una ventana abierta?”. Si no la tiene, ábrela cuanto antes. No estar con las narices a la pared, de un problema, de lo que sea. Sabed que estamos caminando hacia el futuro, que hay un camino. Mira el camino. No te encierres en ti mismo. Siempre la ventana abierta. Pregunto: “¿Cuál es tu ventana? ¿Cuál es tu esperanza?”. “Ay, no se me ocurre”. Bueno, búscala y hazla, pero no puedes vivir sin esperanza, no puedes vivir sin ese “elã” [impulso] positivo de la esperanza. Si no, te “acaracolas” como un caracol sobre ti mismo, y eso es enfermizo. Abre la ventana, ese es el consejo que doy para prepararse a la Jornada de la Juventud: ¡Abran la ventana! ¡Miren más allá de la nariz, más allá! Miren, abran, guarden el horizonte. Y ensanchen el corazón”.