Europa arde: numerosos países del continente viven desde hace meses el drama de los incendios devastadores. Los más graves se encuentran en Francia, sobre todo en la prefectura de Gironda, en el suroeste del país. Hasta el momento, casi 6.800 hectáreas de pinar se han convertido en humo debido a un incendio que se declaró el martes por la tarde en Saint-Magne. Más de 1.000 bomberos trabajan para contener las llamas, pero se trata de una lucha desigual: las temperaturas abrasadoras y la sequía del suelo corren el riesgo de avivar el fuego por momentos. La Primera Ministra del país, Elisabeth Borne, ha visitado el departamento de la Gironda, junto con el Ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien dijo tener “grandes sospechas” de que el incendio fue provocado.
Portugal también está luchando contra las llamas: desde el pasado sábado, la provincia de Covilhã está envuelta en un enorme incendio, contra el que trabajan un millar de bomberos y unos 300 vehículos, mientras que en Matosinhos, cerca de Oporto, una fábrica de pinturas ardió en los últimos días. Las consecuencias de la catástrofe también llegaron al mar, lo que obligó a la agencia nacional de medio ambiente a prohibir el baño en cinco playas de la zona. De Portugal a Italia, el escenario no cambia: esta mañana se ha producido un nuevo incendio, posiblemente provocado, en la zona de Duino, cerca de Trieste, con el consiguiente cierre de la autopista. Se trata del quinto incendio que afecta a la zona del Carso en tan sólo tres semanas, mientras que la zona de San Dorligo della Valle, en la frontera con Eslovenia, donde se produjo un vasto incendio forestal en los últimos días, sigue siendo atendida.
Los incendios en Liguria, que hasta ahora han devorado más de 605 hectáreas de terreno, no tienen fin. Las zonas de Imperiese y Savonese son las más afectadas, hasta el punto de que entre el 6 y el 8 de agosto, sólo en la zona de Albenga, 400 hectáreas se convirtieron en humo. La alarma de incendio, relacionada con la ola de calor de este verano, también afecta a Gran Bretaña, un país que se enfrenta a una sequía récord que ha secado los prados a gran escala y ha obligado a las compañías de agua a introducir algunas restricciones.
Y las previsiones no son alentadoras, ya que se esperan temperaturas de hasta 36 grados en los próximos días.
La preocupación por la falta de lluvia afecta en realidad a todo el continente europeo: según el último informe del Observatorio de la Sequía de la UE, en el 45% del territorio del continente la falta de recursos hídricos ha alcanzado ya el nivel de alerta, mientras que para el 15% es ya una alerta declarada.