Publicamos a continuación el texto de la oración de introducción recitada por el Papa Francisco.
Oh María, Madre de Dios y Reina de la Paz, durante la pandemia nos reunimos en torno a ti para pedir tu intercesión.
Te pedimos que ayudes a los enfermos y des fuerza al personal médico; imploramos misericordia para los moribundos y que seques las lágrimas de los que sufren en silencio y soledad.
Esta tarde, al final del mes especialmente consagrado a Ti, estamos de nuevo ante Ti, Reina de la Paz, para suplicarte: concédenos el gran don de la paz, y haz que acabe pronto la guerra, que desde hace decenios hace estragos en diversas partes del mundo, y que ahora ha invadido también el continente europeo.
Somos conscientes de que la paz no puede ser solo el resultado de las negociaciones ni una consecuencia de los acuerdos políticos, sino que es sobre todo un don pascual del Espíritu Santo.
Hemos consagrado las naciones en guerra a tu Corazón Inmaculado y hemos pedido el gran don de la conversión de los corazones.
Estamos seguros de que, con las armas de la oración, el ayuno y la limosna, y con el don de tu gracia, se pueden cambiar los corazones de los hombres y la suerte del mundo entero.
Hoy elevamos nuestros corazones a Ti, Reina de la Paz: intercede por nosotros ante tu Hijo, reconcilia los corazones llenos de violencia y venganza, endereza los pensamientos cegados por el deseo de enriquecimiento fácil, que tu paz reine en toda la tierra.