La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea ( comece ) ha lanzado un llamamiento a todos los actores de las grandes finanzas, desde las instituciones de la Unión Europea hasta los gobiernos de los Estados miembros, las grandes empresas industriales y de servicios, las universidades y los ciudadanos, para que sitúen el principio del “cuidado” en el centro de su acción financiera y económica, contribuyendo a la construcción del bien común de la humanidad. Este es el mensaje lanzado por la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea ( comece ) en su documento de reflexión sobre la ética en el sector financiero titulado “Un sistema financiero al servicio del bien común en tiempos de cambio sistémico”.
Redactado por el grupo de trabajo ad hoc sobre ética financiera de la comece , presidido por Paul Dembinski, director del Observatorio de las Finanzas de Ginebra, el texto reclama una reforma del sector para “reducir los efectos negativos de las tensiones sociales y la crisis climática, que van en aumento debido a la actual pandemia de covid-19”, y para estimular un debate a nivel europeo que promueva un cambio de comportamiento a nivel individual y empresarial.
En el documento se analizan varios retos. El primero se refiere a las cargas post-pandémicas, que son más pesadas para los países de ingresos medios y bajos que tienen que recurrir a la inversión extranjera.
Los expertos de la comece creen que es necesario iniciar un diálogo con prudencia, justicia y una adecuada escucha de todas las partes interesadas sobre el crédito, la deuda y los intereses, y la prevención del sobreendeudamiento.
Los bancos y los mercados financieros, se subraya, deben prestar más atención a los más débiles, yendo más allá de las “transacciones de mercado eficientes basadas en la equivalencia”, y protegiendo mejor al socio, al cliente, al proveedor y a la comunidad local.