· Ciudad del Vaticano ·

Mensaje del Papa a las Comisiones justicia y paz de las Conferencias episcopales

Conjugar el cuidado de la casa común con la fraternidad y la amistad social

26 noviembre 2021

«El cuidado de la casa común, y la fraternidad y la amistad social» son las «dos vías» indicadas por Papa Francisco a los participantes al encuentro mundial de las Comisiones justicia y paz de las Conferencias episcopales que inició el 17 de noviembre. El encuentro, que se realizó vía online, estaba dedicado al tema «Las Comisiones justicia y paz al servicio del desarrollo humano integral en la era (post)covid: Desafíos actuales y perspectivas para el futuro a la luz de la Laudato si’ y de la Fratelli tutti». A continuación el texto del mensaje enviado por el Pontífice y leído en la apertura del encuentro por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, prefecto del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, que organizó el encuentro.

Queridos hermanos y hermanas:

Es un placer saludarlos y desearles un buen trabajo. Agradezco al cardenal Turkson y a los colaboradores del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral esta convocatoria —aunque sea a distancia— en la que podremos compartir experiencias, valoraciones y propuestas en esta fase de crisis global, a la luz de las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti.

Nuestro pensamiento se dirige espontáneamente a san Pablo vi , que poco después de la conclusión del Concilio Vaticano ii creó la Comisión Pontificia Iustitia et Pax, y a san Juan Pablo ii , que la reformó en el Consejo Pontificio “Justicia y Paz”. En su encíclica Populorum Progressio (1967) —de llamativa actualidad— el Papa Montini, tras una reflexión orgánica sobre el desarrollo integral de la humanidad, llegó a la conclusión de que este concepto puede considerarse «el nuevo nombre de la paz» (n. 76). En consonancia con esta perspectiva, el Dicasterio al que he confiado la misión de servir al desarrollo humano integral ha asumido «la solicitud de la Santa Sede en relación con la justicia y la paz» (Estatuto, art. 1).

Estoy seguro de que estos dos santos Pontífices, con su intercesión, siguen acompañando los trabajos que ustedes llevan adelante en las numerosas Comisiones de Justicia y Paz de las Conferencias Episcopales de todo el mundo. Estas Comisiones realizan un servicio indispensable dentro de la pastoral social de las Iglesias locales. De hecho, tienen la tarea de difundir y dar a conocer la doctrina social de la Iglesia, trabajando activamente por la protección de la dignidad de la persona humana y sus derechos, con una opción preferencial por los pobres y los últimos. De este modo, contribuyen al crecimiento de la justicia social, económica y ecológica, y a la construcción de la paz.

Para llevar a cabo esta misión, pueden inspirarse ampliamente en las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, sacando lo más adecuado de cada una para poder aplicarlo en las distintas situaciones locales y en los diferentes contextos continentales, regionales y nacionales. En efecto, en cualquier parte del mundo el desarrollo integral y, por tanto, la justicia y la paz, sólo pueden construirse a través de estas dos vías: el cuidado de la casa común, y la fraternidad y la amistad social. Se trata de dos caminos que tienen su origen en el Evangelio de Cristo, y sobre esta base podemos avanzar junto a muchos hombres y mujeres de otras denominaciones cristianas, de otras religiones e incluso con aquellos que no tengan una pertenencia religiosa particular.

Por tanto, los animo a continuar esta labor con esperanza, determinación y creatividad. Lo hago consciente del desafío que supone el contexto actual, marcado por la crisis sanitaria y social causada por la pandemia de Covid-19, y por los viejos y nuevos brotes de conflicto que están surgiendo, mientras se tiende a retroceder respecto a los compromisos asumidos tras las inmensas tragedias del siglo pasado.

La crisis actual ha puesto de manifiesto numerosas contradicciones en el sistema económico y político, al tiempo que persisten desafíos no resueltos que requieren el esfuerzo conjunto de muchos actores. Los exhorto, por tanto, a abordar estas cuestiones también en colaboración con otras realidades eclesiales y civiles —locales, regionales e internacionales— comprometidas con la promoción de la justicia y la paz.

Queridos hermanos y hermanas, los encomiendo a cada uno de ustedes, a sus colaboradores y familiares, a la protección maternal de María Santísima, Reina de la Paz, y les imparto de corazón mi Bendición Apostólica.

Roma, San Juan de Letrán, 15 de noviembre de 2021, Memoria de san Alberto Magno.

Francisco