Los grupos responsables de la producción de material de pornografía infantil «se comportan como mafias que se esconden y se defienden». Y «los gobiernos deberían tomar medidas» contra este fenómeno «lo antes posible». Lo ha dicho el Papa Francisco en una entrevista concedida a Caroline Pigozzi con ocasión de los setenta años de «Paris Match» y publicada en el último número de la revista francesa.
Al hablar de la «producción» de la pornografía infantil, el Pontífice subrayó el hecho de que las víctimas «son niños y menores de edad que son grabados». En particular, en relación con el informe Sauvé —la investigación promovida por el episcopado francés sobre los abusos— recordó haber hablado de ello al día siguiente de la publicación de los datos, usando la palabra clave «vergüenza», que se refiere antes que nada al pasaje del profeta: «A ti, oh Señor, será la gloria, y a mí la vergüenza».
Otro argumento abordado por la entrevistadora es la lucha contra el Covid-19. Pigozzi le preguntó qué puede hacer la Iglesia para que esta batalla no beneficie solo a los ricos. El Papa evidenció el eficiente trabajo de la Comsión vaticana creada dentro del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral. Este organismo, afirmó, «involucró a las Iglesias, las diferentes instituciones y todos los voluntarios que han combatido en la pandemia en el terreno con valentía y determinación». Una misión voluntaria que «se ha nutrido de intercambios, experiencias múltiples»; de tal manera la comisión «se puedo involucrar de forma positiva, tomar decisiones después de haber recogido las opiniones de todos los responsables». Este tipo de compromiso, «a través de acciones concretas a gran escala, resulta esencial —afirmó el Pontífice— para afrontar la crisis global, y requiere que seamos capaces de mirar a la cara al futuro».
El Papa habló también de los proyectos futuros, de los «nuevos desafíos para los que hay que prepararse», de la reforma de la Curia: «Desde mi elección como sucesor de Pedro, he tratado de poner en práctica lo que los cardenales pidieron durante las reuniones del pre-cónclave. No todo se ha realizado hasta ahora». Respecto a la pregunta de si la Iglesia universal ya no tiene su centro en Europa, el Pontífice recordó cómo «está atento a las opiniones de la Iglesia universal». Se trata de saber «si debe estar en el centro o en la periferia»: la Iglesia universal que «mira hacia las periferias y las periferias que miran hacia el centro. Me gusta la dialéctica centro-periferia». Tal cuestión esencial «define la forma en la que se ejercita la colegialidad de los obispos». De hecho, es precisamente el tema en el que se concentrará el Sínodo de los obispos. En realidad, el centro y la periferia «se mueven el uno hacia el otro, avanzando juntos y se completan mutuamente».
La entrevista saldrá publicada en el libro Pourquoi eux («Por qué ellos»), editado por la editorial Plon, el día 18 de noviembre, en el cual Caroline Pigozzi repasa sus encuentros con Pontífices, jefes de Estado y otras personalidades.