Al final de la misa celebrada en el santuario nacional de Šaštín, en la mañana del miércoles 15 de septiembre, el Papa se despidió de los fieles eslovacos con estas palabras.
Queridos hermanos y hermanas:
Ha llegado el momento de despedirme de vuestro país. En esta Eucaristía he dado gracias a Dios, que me ha permitido estar entre ustedes y concluir mi peregrinación en el abrazo devoto de vuestro pueblo, celebrando juntos la gran fiesta religiosa y nacional de la Patrona, la Virgen Dolorosa.
Queridos hermanos obispos, les agradezco de corazón la preparación y la acogida. Renuevo mi gratitud a la señora Presidenta de la República y a las autoridades civiles. Y agradezco a todos los que han colaborado de diversas maneras, sobre todo con la oración.
Los llevo en el corazón. Ďakujem všetkým! [¡Gracias a todos!]