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Libros

La identidad de una madre

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03 julio 2021

Una madre. Una hija natural que la arrincona. Un hijo biológico al que nunca ha conocido y que la busca. Como escenario, California, el ladrillo rojo de Bolonia y una granja. Se lee de un tirón, o más bien alargándolo, este libro de Alessandra Sarchi, “Il dono di Antonia” (Einaudi, Stile Libero). A través de una trama cautivadora, se centra en la maternidad y su vínculo con la identidad. Y entra las distintas acepciones que ha adoptado esta palabra en las últimas décadas, puesto que convertirse en madre ya no es solo un asunto entre un hombre y una mujer, sino que se ha complicado con la irrupción de distintos actores como donantes, hijos con un ADN diferente, óvulos o útero ajenos a la pareja o la fecundación in vitro. Esta última realidad se convierte en la circunstancia que en este libro da paso al abismo de múltiples dramas. El principal es el de una mujer, Antonia, que lucha contra la anorexia de su hija. Es decir, contra ese rechazo de la comida que es también un rechazo a la madre, un intento autodestructivo de romper un cordón umbilical que, por mil razones, no ha sido cortado. Luego está el de Anna, la hija que, borrando su propio cuerpo, se busca desesperadamente a sí misma. Pero, ¿cuál es el vínculo entre cuerpo y alma? La pregunta estalla cuando el pasado de Antonia irrumpe en el presente. De joven, después de graduarse, vivió durante un tiempo en California donde conoció a Myrtha, con quien nació una amistad. Myrtha estaba casada y tenía problemas de fertilidad. Antonia, con el ímpetu de sus veinte años, tomó la decisión de regalarle un óvulo. Mejor de una amiga que de una extraña, le dijo entonces. Una vez que realizado el implante, Antonia regresa a Italia. En casa, se da cuenta del peso de la decisión tomada. Esa historia, eliminada de su memoria, vuelve a la vida cuando Jessie, el hijo de Myrtha de 26 años concebido gracias al óvulo de Antonia, la busca.

Jessie busca el origen de su cuerpo. Quiere saber de dónde viene. Y aunque sabe que su “madre” es quien le crio, también necesita saber quién es la mujer que le dio la mitad de su ADN. Porque el cuerpo no es un caparazón. Porque lo que llamamos “yo” está misteriosamente entrelazado en los rasgos de uno mismo. Separarlos, actuar como si fueran dos entidades distintas, significa no poder ser uno mismo. Es el mismo drama que, de otra manera, vive Anna, su amada hija, quien incapaz de encontrarse a sí misma, quiere borrar su propio cuerpo. En todo esto hay un “don” que genera, pero también rompe y separa lo que pide estar unido. Y, por tanto, quién sabe si realmente es un don.

de Elisa Calessi