La ayuda espiritual
Ha salido a la venta el martes 11 de mayo, con prefacio del Papa Francisco, el volumen «Buscar y encontrar la voluntad de Dios». Guía práctica para los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, escrito por el sacerdote jesuita Miguel Ángel Fiorito. Compuesto de unas 200 “fichas de lectura” destinadas a quien debe “dar” los Ejercicios, pero útil también para quien desea practicarlos por su cuenta. El libro de más de mil páginas ha sido editado por Áncora. «Puedo dar fe de que cuando estás dando Ejercicios y buscas algo que ayude al ejercitante en algún punto concreto, te sorprende lo esclarecedoras que son estas “tarjetas de lectura”», subraya en el prefacio el Papa Francisco que, en la tarde del 13 de diciembre de 2019, día del 50º aniversario de su ordenación sacerdotal, fue a la casa generalicia de la Compañía de Jesús, para presentar la edición editada por «La Civiltà Cattolica» de los Escritos de quien fue profesor, guía y padre espiritual del Pontífice: cinco volúmenes por un total de más de 2.000 páginas. En esa ocasión también se anunció que estaba trabajando en la obra dedicada a los Ejercicios. Ahora, con ocasión de la publicación, el Papa ha grabado el siguiente videomensaje.
“Ayuda” es la palabra clave del breve prólogo con el que Miguel Ángel Fiorito nos introduce en su libro Buscar y hallar la voluntad de Dios. Es una verdadera mina para entrar en el alma de los Ejercicios espirituales de San Ignacio. Nosotros, sus discípulos, llamábamos a Fiorito “el maestro”. Las ayudas que nos daba eran sencillas pero necesarias. Este libro las reporta con una estructura abierta o, como diríamos hoy, interactiva. Me detengo en algunas cosas que me hicieron mucho bien y espero que puedan hacérselo a otras personas.
Fiorito insiste dos veces en que su ayuda es «hasta cierto punto». Esta conciencia y aceptación de sus propios límites nos indica lo profundos que eran en él el respeto y la confianza en la libertad del otro. Su ayuda llega hasta el punto en que el otro, en su libertad, desea sinceramente dejarse ayudar.
La ayuda espiritual es una ayuda para la libertad. Es, pues, un apoyo guiado por la caridad discreta que, sin maltratar los límites, sabe encontrar incluso esos «deseos de los deseos» en los que la gracia hace palanca. Con esta voluntad de deseo es posible ayudar a los que practican la vida espiritual a dar un paso adelante con valor y audacia.
El libro se compone de fichas de lectura espiritual. Fiorito escribe: «Hemos transformado en una “ficha de lectura espiritual” todo lo que nos ha hecho bien de los autores que citamos, para ayudar, de alguna manera, a la práctica del “mes de ejercicios”».
Lo que Fiorito llama “ficha de lectura espiritual” es un género literario propio, original. Fiorito solía distribuir hojitas impresas con tinta azul.
El argumento tratado en estas hojitas debía caber en un folio horizontal —a veces casi sin márgenes— para que el contenido pudiera leerse todo seguido. Eran escritos cortos, interesantes y siempre prácticos. En ellos hacía suyos textos de otros autores, utilizándolos libremente, comentándolos, anotándolos.
Esta “conversión” de un material rico y compuesto en fichas de lectura manejables es el fruto de un largo trabajo de contemplación y discernimiento. Lo que Ignacio llama «reflexión para sacar fruto» de lo contemplado y de lo que nos ha hecho bien, en manos de Fiorito se transforma en fruto rumiado y distribuido en raciones pensando en lo que el ejercitante puede y debe asimilar en cada etapa de sus Ejercicios.
Por ello, advierto al lector que este libro debe ser leído y utilizado en la misma dinámica y con el mismo espíritu con el que fue escrito. Estamos, pues, ante un libro “componible”, un libro abierto “para ayudar” a los que dan y a los que hacen los Ejercicios. De ahí la importancia de los índices y del texto de los Ejercicios que enriquecen esta edición de Ancora, que agradezco aquí, editada por los padres de la revista La Civiltà Cattolica.
El maestro concluye el prólogo subrayando que su comentario práctico será de ayuda para quienes deseen practicar los Ejercicios, no limitarse a estudiarlos. El objetivo es darse tiempo para sentir las mociones del Espíritu, y buscar en lo concreto la voluntad de Dios a través de la «reforma» de la propia vida.
En este sentido, me parece interesante destacar cómo se amplía y profundiza el concepto de «reforma», tan en boga hoy en día. En los Ejercicios, la reforma no está solamente en tensión con lo que antes estaba deformado. La reforma es también conformarse a lo nuevo, es decir, a la vida, el estilo, los criterios y las opciones del Señor. La reforma no tiene un carácter funcional, ni de auto-perfección, está más bien finalizada a la misión. Si nos fijamos en el ejemplo de San Pedro, vemos que cada vez que se confiesa pecador, el Señor le llama inmediatamente a seguirle, perfeccionándole no en todo, sino en lo que sirve para ser pescador de hombres y pastorear sus ovejas. El Señor no le pedirá a Pedro que se ponga a reformar todos los defectos que arrastra de su vida pasada, sino que le invitará a salir de sí mismo para anunciar el Evangelio, misión en la que el pasado se reformará respecto a algunas cosas y no tanto respecto a otras.
Según el modelo del Evangelio, el enfoque y la forma interior de los Ejercicios, como dice Fiorito, consisten en la acción interior de conocer —a través del discernimiento— «la voluntad divina sobre los temas relevantes de nuestra vida espiritual».