El futuro de Bangladesh
Con ocasión de las celebraciones por el centenario del nacimiento del jeque Mujibur Rahman y por el quincuagésimo aniversario de la independencia, el Pontífice envió el miércoles 24 de marzo, el siguiente mensaje al presidente, al primer ministro y a toda la población de Bangladesh.
Me complace tener la oportunidad de transmitir mis más cordiales saludos y mis mejores deseos al presidente, al primer ministro y al querido pueblo de Bangladesh, cuando la nación celebra el centenario del nacimiento del jeque Mujibur Rahman y el cincuenta aniversario de la independencia de Bangladesh. Me uno a todos vosotros para dar gracias a Dios por las muchas bendiciones concedidas a vuestro país durante estos años.
Bangladesh —“Bengala de oro” (Sonar Bangla)— es un país de rara belleza natural y una nación moderna, que se esfuerza por mantener la unidad de la lengua y la cultura con el respeto a las diversas tradiciones y comunidades que la habitan. Este es uno de los legados que el jeque Mujibur Rahman dejó a todos los bengalíes. Promovió una cultura de encuentro y diálogo, caracterizada por la sabiduría y por una visión amplia y previsora. Estaba convencido de que sólo en una sociedad pluralista e inclusiva, en la que cada persona pueda vivir en libertad, paz y seguridad, solo así, se construir un mundo más justo y fraternal.
Bangladesh es un Estado joven y siempre ha tenido un lugar especial en el corazón de los Papas, que desde el principio han expresado solidaridad a su pueblo, han tratado de acompañarlo en la superación de las adversidades iniciales y lo han sostenido en la exigente tarea de construir y desarrollar la Nación. Espero que las buenas relaciones entre la Santa Sede y Bangladesh sigan floreciendo. Confío también en que el clima cada vez más favorable de encuentro y diálogo interreligioso, que he podido experimentar durante mi visita, siga permitiendo a los creyentes expresar libremente sus convicciones más profundas sobre el significado y la finalidad de la vida, y contribuya así a promover los valores espirituales que son el fundamento seguro de una sociedad pacífica y justa.
Queridos hermanos y hermanas, cuando conmemoráis el cincuenta aniversario de vuestra independencia, renuevo mi firme convicción de que el futuro de la democracia y la salud de la vida política de Bangladesh están esencialmente vinculados a sus ideales fundacionales y al patrimonio de diálogo sincero y de respeto de la legítima diversidad que habéis intentado alcanzar en estos años.
Como amigo de Bangladesh, animo a cada uno de vosotros, especialmente a las jóvenes generaciones, a renovar el esfuerzo de trabajar por la paz y la prosperidad de la noble nación que representáis. Y os pido a todos que prosigáis con vuestro compromiso de generosidad y ayuda humanitaria a los refugiados, a los más pobres, a los desfavorecidos y a los que no tienen voz.
Con estos cordiales deseos invoco sobre el Golden Bangladesh y sobre todos sus ciudadanos abundantes bendiciones divinas.