· Ciudad del Vaticano ·

El desafío de la comunicación

Encuentro, experiencia
y responsabilidad

 Incontro esperienza  responsabilità Incontro, esperienza, responsabilità  QUO-018
23 enero 2021

«Deseo, por lo tanto, dedicar el Mensaje de este año a la llamada a “ir y ver”, como sugerencia para toda expresión comunicativa que quiera ser límpida y honesta». Para el Mensaje para la Jornada mundial de las comunicaciones sociales del 2021 el Papa se inspira en el primer capítulo del Evangelio de Juan donde se habla de los «primeros y emocionantes encuentros de Jesús con los discípulos». En más de una ocasión Francisco nos ha recordado que, sobre todo en los momentos de crisis, es importante volver con la mente y con el corazón al “primer amor” y así lo hace Juan que, escribe el Papa, «más de medio siglo después, cuando Juan, muy anciano, escribe su Evangelio, recuerda algunos detalles “de crónica” que revelan su presencia en el lugar y el impacto que aquella experiencia tuvo en su vida: “Era como la hora décima”, anota, es decir, las cuatro de la tarde». El Señor dirigió a Juan y Andrés la invitación «venid y veréis», precedida de una pregunta: «¿Qué buscáis?» y de ese diálogo recordarán todo para siempre, también la hora. Buenos “periodistas”. ¿Qué sucedió? Seguramente lo que se indica en el título del Mensaje: «Comunicar encontrando a las personas donde están y como son». Jesús ha comunicado con sus dos discípulos yendo a su “encuentro”, entrando en contacto con su vida concreta, mostrándose interesado con su condición de “buscadores”.  No se conformó con un juicio previo, con una “idea” suya, sino que creó las condiciones para un encuentro real, yendo a “ver”, personalmente y más en lo profundo, pidiéndoles que hagan lo mismo. El Papa dice que este estilo de Jesús indica un “método”, que se revela valioso para cualquier trabajador de la comunicación que hoy es impulsado, también por el poder de la tecnología a disposición, a trabajar «sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar de visu ciertas situaciones», pero esta forma de comunicar es una contradicción evidente de la propia misión porque «si no nos abrimos al encuentro, permaneceremos como espectadores externos, a pesar de las innovaciones tecnológicas que tienen la capacidad de ponernos frente a una realidad aumentada en la que nos parece estar inmersos. Cada instrumento es útil y valioso sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían».

De una primera lectura de este Mensaje (seguirán otros, se trata de hecho de un texto denso que se merece posteriores profundizaciones), emergen poderosamente tres palabras: encuentro, experiencia y responsabilidad.

Encuentro quiere decir proximidad, presencia, acogida. Acogida sobre todo por la realidad del otro. Este es también el significado de la segunda palabra, “experiencia”, que quiere decir, por citar una expresión querida, que “la realidad supera la idea”. Se dice “hacer una experiencia”, pero también es verdad lo contrario, es la experiencia que “hace” al hombre. Un hombre “de experiencia” es un hombre que va y ve y por tanto puede contar. Ir a ver quiere decir también dejarse ver, aceptar “ser visto” (es lo que le sucede al apóstol Natanael en el mismo episodio de los primeros discípulos que encontraron a Jesús). Es un trabajo arriesgado ser un comunicador con este estilo basado en la experiencia directa, se debe estar preparado para involucrarse y despojarse. Si se quiere encontrar a los otros “donde y como son”, esto vale también para uno mismo: así como somos, con todas nuestras luces, sombras, talentos y fragilidades. Encontrar y vivir la experiencia quiere decir ser responsables. El impacto con la realidad nos transforma y nace inevitablemente el impulso a dar testimonio de lo que hemos visto y nos ha “tocado”.

Si cruzo la mirada con otro ser humano, queriendo o no, me hago responsable, asumo la “carga”. El Papa lo dice claramente: «Todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir».

El tema de la responsabilidad de la y en la comunicación es muy querido en este periódico (que el 30 de noviembre de 2019 organizó una mesa redonda precisamente sobre este tema); es un tema amplio, complejo y para enfocarlo es necesario volver, a la luz del texto del Mensaje del Papa, sobre el primer punto, el del encuentro, sabiendo que cuando un encuentro (verdadero) tiene lugar, sucede algo más que el simple acercamiento entre seres humanos. Cuando dos personas se encuentran “verdaderamente” no están solo ellos dos sino que hay una apertura a algo más, a alguien más. En el encuentro se da vida a una experiencia que, si es tal, termina por transformar a los protagonistas de ese momento e impulsarlos a otras experiencias similares. El encuentro es “contagioso”, genera testigos, comunicadores, relanza la búsqueda incansable del hombre.

El Evangelio de Juan se abre con la pregunta de Jesús a sus dos discípulos: «¿Qué buscáis?» y se cierra con otra pregunta, muy similar, que Jesús dirige a María Magdalena: «¿A quién buscas?» (Jn 20, 15). En este casi imperceptible resbalón del qué al quién está todo el sentido de la vida para un cristiano y de todos los buscadores y comunicadores, honestos, de la verdad.

de Andrea Monda