«Un acto tan cruel e insensato, que ha arrebatado la vida de los pequeños inocentes mientras estaban en clase en el colegio»: profundamente apenado, el Papa Francisco expresó así el propio desconcierto por la masacre de estudiantes que tuvo lugar el sábado 24 de octubre en Kumba, Camerún. Al finalizar la audiencia general del miércoles 28, el Pontífice quiso recordar a los niños «brutalmente asesinados» — una decena, mientras que otros tantos resultaron heridos — después de la irrupción de un grupo de hombres armados en las aulas de la escuela primaria Mother Francisca. Y con el deseo de «que las armas se callen y se pueda garantizar la seguridad de todos», lanzó un llamamiento de paz para las regiones noroeste y suroeste del país africano.