Cuando un prelado africano se pronuncia a favor de una mayor oportunidad para que las mujeres accedan a los estudios teológicos, la noticia no pasa desapercibida. Y así fue el 15 de agosto. Monseñor Victor Hlolo Phalana habló con motivo del mes dedicado a la igualdad de género en Sudáfrica. En unas declaraciones a la agencia aci, el obispo elogió a las mujeres que asumen roles ministeriales en ausencia del clero e instó a la Iglesia a encontrar formas de involucrar a más mujeres en la toma de decisiones. Monseñor Phalana, tercer obispo de la joven diócesis de Klerksdorp, a 200 kilómetros de Pretoria, no es un prelado cualquiera. Se había hecho notorio tiempo atrás por haber condenado con firmeza la violencia contra la mujer muy extendida, por desgracia, en el país. El obispo también había señalado con el dedo a la Iglesia que, según él, contribuía a este flagelo con su silencio y su falta de preparación. Pero sobre todo había animado a las mujeres a levantar la cabeza y a luchar por defender sus derechos, esperando que su “grito” se leyera en las parroquias, en las familias y en las catequesis: «No os dejéis amenazar ni intimidar ... Y que Dios nos libre a nosotros, los hombres, del espíritu de control».
Y, de hecho, la dominación de los hombres sobre las mujeres también está presente en la Iglesia. En las comunidades, parroquias e instituciones eclesiales, las mujeres casi siempre quedan relegadas a roles subordinados: arreglar las flores, limpiar el templo ... «Pero esta no es la voluntad de Dios», lamenta monseñor Phalana, subrayando con orgullo que en su diócesis las mujeres son mayoría en el consejo pastoral (cuya presidencia ostenta también una mujer). El obispo de Klerksdorp no se cansa de reiterar que la presencia de mujeres en altos cargos no debilita al consejo presbiteral, ¡al contrario!, e insiste en que debemos alegrarnos por la decisión del Papa Francisco de crear una comisión de estudio sobre el diaconado femenino.
Por otro lado, el obispo observa que los cantos, los textos litúrgicos y las oraciones son a veces sexistas y se pregunta; «¿cómo se puede hablar de justicia cuando nuestra liturgia tiene una impronta puramente masculina? ». Para el prelado sudafricano es fundamental que las laicas y religiosas reciban una formación en las diversas disciplinas de la Iglesia como el Derecho canónico, estudios bíblicos o teología. Sería una riqueza preciosa. Entonces, ¿por qué no crear becas especiales para mujeres que quieran dedicarse a estos temas? Una propuesta que no hay que subestimar también teniendo en cuenta que, con un crecimiento significativo de los fieles, África podría convertirse en el eje del mundo católico.
de Romilda Ferrauto