· Ciudad del Vaticano ·

El arzobispo Dal Toso presenta los contenidos de los 250 proyectos financiados por el fondo instituido en nombre del Papa Francisco para ayudar a las Iglesias locales para afrontar la crisis de la pandemia

Junto a los enclaustrados en Marruecos y las familias pobres en Bangladesh

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17 octubre 2020

Son 250 los proyectos — por un total de 1.299.700 dólares y 473.410 euros — aprobados y financiados por el fondo instituido en nombre del Papa Francisco para ayudar a las Iglesias locales a afrontar la crisis de la pandemia. Lo indicó el arzobispo Giampietro Dal Toso, secretario adjunto de la Congregación para la evangelización de los pueblos y presidente de las Obras Misionales Pontificias, en rueda de prensa el viernes 16 de octubre, en la sala de prensa de la Santa Sede, para presentar los contenidos de la Jornada Mundial de las Misiones que se celebra el domingo 18. «Los fondos proceden - ha explicado - de colectas en diferentes países a través de las direcciones nacionales de las Obras Misionales Pontificias: en total 120 y en particular en España, Francia y Corea del Sur». Pero, significativamente, también «Ruanda y Bangladesh han creado colectas ad hoc».

«El trabajo no ha terminado también porque, gracias a Dios, tenemos otros fondos disponibles,  pero ahora se está implementando de otra forma, para no confundir los subsidios que normalmente llegan a las Iglesias locales en este periodo con la ayuda a causa del Covid-19» afirmó el arzobispo. En realidad, «el mayor problema que muchas Iglesias de los territorios de misión se han encontrado ha sido el cierre de las iglesias y por tanto la falta de celebraciones, con la consecuente falta de la colecta»; y «muchísimas de estas realidades eclesiales viven simplemente de la colecta dominical y no tienen un sistema central de sustentación». Por eso «los subsidios fueron fuertemente a favor de las diócesis para la supervivencia de los sacerdotes y el pago de los costos actuales, pero también de comunidades religiosas o escuelas católicas, así como para las familias especialmente probadas».

Monseñor Dal Toso presentó en particular «la ayuda a un convento de monjas de clausura en Marruecos que viven de la providencia y, por su vocación, viven básicamente en su convento». Significativo, señaló, el apoyo brindado «a familias cristianas en Bangladesh: una pequeña minoría y extremadamente pobre en un país a menudo sometido a cataclismos naturales». Además, se garantizó el apoyo «a diversas emisoras de radio y televisión de África para la transmisión de la catequesis y las celebraciones litúrgicas».

«Son ejemplos muy sencillos — dijo el arzobispo — pero sugieren que nuestro trabajo está a favor de muchas pequeñas realidades ocultas, que a menudo escapan a los grandes flujos de las ayudas». Por supuesto, reconoció, «me doy cuenta de que a menudo es una gota en el océano de las necesidades». Pero «es una forma concreta de indicar una comunión en la Iglesia». Precisamente por eso, añadió, las direcciones nacionales de las Obras Misionales Pontificias han realizado un gran trabajo de sensibilización para la Jornada Mundial de las Misiones.

Además, precisamente en su mensaje para esta Jornada, el Papa Francisco relanza «la importancia de las Obras Misionales Pontificias y recuerda que, por una larga tradición, la colecta de este domingo está destinada» a este servicio que apoya «la acción misionera de la Iglesia desde hace casi dos siglos con la oración, la caridad y la formación».

El arzobispo explicó «que en el fondo universal colaboran las Iglesias de todo el mundo. No es solo una ayuda de norte a sur, sino un criterio de comunión y circularidad, donde todos contribuyen al bien de todos. Es un ejemplo más único que raro el que realiza esta forma de compartir, incluso económica, entre Iglesias». Por eso, prosiguió, «es deber de las Obras Misionales Pontificias financiar los proyectos pastorales y, por tanto, inherentes a la vida de la Iglesia que lentamente establece sus estructuras en las distintas partes del mundo. Este también es un elemento de especificidad. Aunque la cuestión financiera no es la primera ni la prioridad de las Obras Misionales Pontificias, sin embargo el dinero es una necesidad, ya que toda alma necesita un cuerpo».