· Ciudad del Vaticano ·

El Consejo Episcopal Latinoamericano a los jefes de estado

Colaboración para salir de la crisis

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25 agosto 2020

Una estrecha colaboración entre los políticos, los ciudadanos y la comunidad científica, en unidad y fraternidad, para encontrar soluciones compartidas que permitan salir cuanto antes de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus: Esto es lo que pide la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) a través de una carta dirigida a los jefes de Estado y gobernadores del continente, firmada, entre otros, por el presidente del organismo, el arzobispo Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, y los dos vicepresidentes, los cardenales Odilo Pedro Scherer y Leopoldo José Brenes Solórzano. Se necesita un esfuerzo conjunto para salir no sólo del túnel de Covid-19, inspirados por la gracia divina y con la mirada puesta en el futuro para realizar el sueño de “una patria grande” latinoamericana, caribeña e integrada, pero “que está todavía demasiado lejos”. Toda decisión política, económica y social “tiene como fundamento la moral”, con todas las repercusiones que conlleva su respeto, escriben los prelados.

El documento recuerda, para subrayar la urgencia de la acción, las cifras dadas a conocer por la Organización Mundial de la Salud: en América Latina se han producido más de doscientos mil muertes por contagio, con consecuencias que afectarán al índice de pobreza. Se espera que en los próximos meses se alcance la preocupante cifra de más de 215 millones de personas sin medios de subsistencia, es decir, el 35% de la población. Números que sacuden la conciencia de la Iglesia, leemos en la carta, en alarma por los más débiles y vulnerables (migrantes, aborígenes, campesinos, afroamericanos, mujeres, menores de edad) y “por el aumento de la violencia y el miedo que atenta contra la libertad de todos los pueblos”. La pobreza, la injusta distribución de la riqueza, la falta de trabajo y de formación educativa, explican los obispos, son aspectos negativos que deben ser abordados trabajando en el terreno del desarrollo humano integral.

Una situación dramática, esta, resaltada por el Papa Francisco en la audiencia general del 19 de agosto. El texto reitera el pensamiento del Pontífice: es necesario actuar aún más profundamente, señala el CELAM, que reconoce los progresos realizados por los científicos en la investigación, no sólo para encontrar la vacuna que derrote al virus invisible y que no perjudique a los seres humanos, sino también para combatir esas enfermedades sociales, puestas de relieve por la pandemia y representadas “por la injusticia social, la desigualdad de oportunidades, la marginación y la falta de protección de los más débiles, que causan más muertes que el Covid-19”.

A este respecto, la vacuna “debe estar disponible para todos” y comercializarse sin especulaciones, en plena protección de los derechos de las personas. Es esencial, en este sentido, especifican los prelados, que la comunidad científica se guíe siempre por la principal regla médica del primum non nocere.

El largo y angustioso período de contagio - continúa el documento - no es, como algunos sostienen, un castigo divino, “es el resultado de un pecado estructural y ecológico que afectan a nuestra región y que debemos superar todos juntos”. Para ello, se requiere una importante intervención en las políticas públicas que tenga siempre presente, en primer lugar, “a los hombres y mujeres de nuestra tierra y en especial a los más pobres. ¡Lo reclamamos en nombre de Dios!” Algo que la Iglesia siempre ha hecho, incluso en este momento difícil, “comprometida con la reconstrucción del tejido social latinoamericano y caribeño y en una particular dedicación pastoral por la defensa y el cuidado de la vida; especialmente la de los más vulnerables y excluidos”.