Un llamamiento « a los jefes de las naciones de todo el mundo, para que inviertan en sanidad, como bien común primario» fue lanzado por el Pontífice con ocasión del Día internacional de la enfermería, que se celebra el 12 de mayo en el contexto del Año internacional del personal de enfermería y obstetricia de la Organización Mundial de la Salud. «Es importante reconocer efectivamente el papel esencial que desempeña esta profesión para la atención al paciente, para la actividad de emergencia territorial, la prevención de enfermedades, la promoción de la salud, la asistencia en el sector familiar, comunitario y escolar», se lee, entre otras cosas, en el texto del mensaje de Francisco, que habla de los enfermeros como «hombres y mujeres que han dicho “sí” a una vocación particular: la de ser buenos samaritanos que se hacen cargo de la vida y de las heridas de los demás».
Por ellos y por el servicio que llevan a cabo cada día — que «es más que una profesión, es una vocación, una dedicación» — el Pontífice rezó también al inicio de la misa celebrada la mañana del lunes 12 en Casa Santa Marta. Recordando el aniversario del Día y refiriéndose al mensaje escrito para la ocasión, el obispo de Roma quiso reforzar aún más su intención espiritual: «En esta época de la pandemia han dado un ejemplo de heroísmo y algunos han dado su vida. Recemos por las enfermeras y los enfermeros». En su homilía, Francisco ofreció una reflexión sobre la «paz que viene del Señor» y que ofrece al hombre razones de esperanza para el futuro.