Una nueva advertencia del Papa contra la “guerra a pedazos” que hoy en día en el mundo “se libra en varios frentes y de diferentes maneras”. Reanudando el ciclo de catequesis sobre las Bienaventuranzas -en la audiencia general del miércoles 15 de abril, transmitida por radio, televisión y web desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano a causa de las de distanciamiento social impuestas por la pandemia covid-19- Francisco denunció la aparente paradoja que caracteriza a la historia de la humanidad, marcada por “una serie infinita de tratados de paz” puntualmente “desmentidos por guerras sucesivas, o por la metamorfosis de esas mismas guerras en otras formas o en otros lugares”. Una realidad que en el contexto de “una globalización hecha sobre todo de intereses económicos o financieros” parece aún más inquietante, generando la sospecha de que “la paz de unos” corresponde a la “guerra de otros”.
En su reflexión dedicada a la bienaventuranza que proclama “hijos de Dios” a los “que trabajan por la paz”, el Pontífice recordó que el término bíblico shalom tiene un significado más amplio y profundo que el que de manera común se atribuye a la palabra “paz”. “El verdadero shalom y el verdadero equilibrio interior -subrayó- fluyen de la paz de Cristo, que viene de su Cruz y genera una nueva humanidad”. No es casualidad, señaló, que esta bienaventuranza “es la más activa, explícitamente operativa; la expresión verbal es análoga a la utilizada en el primer versículo de la Biblia para la creación e indica iniciativa y laboriosidad”. El amor, de hecho, “por su naturaleza es creativo y busca la reconciliación a cualquier precio”. Se les llama “hijos de Dios”, por lo tanto, a “los que han aprendido el arte de la paz y lo practican, saben que no hay reconciliación sin el don de la vida, y que la paz debe buscarse siempre y en cualquier caso”.