Una escuela de humanidad
Para evitar los conflictos y las guerras «el diálogo es una necesidad real, no una elección: no se puede haber paz en el mundo sin diálogo, sobre todo entre los creyentes, que son la gran mayoría de la humanidad de hoy». También porque «en todas las religiones hay un tesoro de valores que pueden contribuir a la construcción de un mundo de justicia, de fraternidad y de prosperidad». Lo remarcó el obispo Miguel Ángel Guixot representando la Santa Sede en la quinta conferencia internacional del Research center for islamic legislation and ethics (Cile), que tuvo lugar el 18 y 19 de marzo en Doha.
En la capital de Qatar, el secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso intervino la tarde del sábado 18 con un discurso sobre el tema «Conflicto y resistencia ética: hacia una comprensión crítica de la yihad y de la “guerra justa”». Y al respecto reiteró la necesidad de «juntar y abrazar los valores» comunes a los «seguidores de las religiones en cada parte del mundo» como «personas de buena voluntad», llamadas a tenderse la mano unos a otros en fraternidad y amistad, y a colaborar por el bien común. En particular el prelado comboniano destacó cómo el diálogo puede crear «una escuela de humanidad» y convertirse en «un instrumento de unidad, contribuyendo a construir una sociedad mejor, fundada sobre el respeto recíproco».
Después de haber hecho referencia a varias intervenciones de los Pontífices — desde Juan Pablo II a Francisco — y los pasajes más significativos del Catecismo de la Iglesia católica sobre el argumento, monseñor Ayuso Guixot evidenció cómo las «tendencias extremistas, independientemente de su origen» están «entre las amenazas más peligrosas para la paz y la seguridad mundial». Porque, explicó, originan «movimientos radicales que introducen cambios fundamentales e imprevistos imponiendo políticas intransigentes y violentas. Crean un ambiente en el que la aceptación y la comprensión recíproca no pueden coexistir». Y esto provoca «animosidad hacia personas de ideologías, razas y fes diversas». De aquí el deseo conclusivo para que crezca «la conciencia de que cualquier tipo de guerra es incompatible con la verdadera ética religiosa». Esto será posible, aseguró, trabajando «juntos para cambiar las percepciones erróneas y promover el diálogo sincero».
Plaza De San Pedro
23 de Abril de 2018

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