Entre memoria y esperanza
Jesús
no es un héroe solitario que vino del cielo para salvarnos, sino que es el
punto central y el fin último de la historia que Dios inició con su pueblo. Por
ello el cristiano debe ser siempre un hombre eucarístico que camina entre
memoria y esperanza, nunca una mónada solitaria. Si no se camina con el pueblo,
si no se pertenece a
«Es curioso —destacó el Papa— que cuando los apóstoles anuncian a Jesucristo nunca comienzan por Él», por su persona, «diciendo: Jesucristo es el salvador». No, los apóstoles comienzan su testimonio, en cambio, partiendo siempre «de la historia del pueblo». Y lo vemos hoy, dijo, en el pasaje de los Hechos de los apóstoles (13, 13-25) que relata, precisamente, el testimonio de san Pablo en Antioquía de Pisidia. Pero «lo mismo hace Pedro en sus primeros discursos y lo mismo había hecho Esteban».
Así, cuando se les pregunta a los apóstoles: «¿por qué creéis en este hombre?», he aquí que ellos comienzan a hablar de «Abrahán y de toda la historia del pueblo». La razón de esta actitud es clara: «No se comprende a Jesús sin esta historia, Jesús es precisamente el fin de esta historia hacia quien esta historia se orienta, camina».
Por lo tanto, se lee en los Hechos de los apóstoles, Pablo se puso de pie en la sinagoga y dijo: «Israelitas... el Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres». Pablo dijo precisamente «eligió a nuestros padres», comenzando por ello su discurso «con la elección que Dios hizo de un hombre, Abrahán», a quien dio la orden de salir de su tierra, de la casa de su padres. Dios eligió, explicó el Papa, dando inicio de este modo a «un camino de elección: el pueblo de Dios es un pueblo escogido, elegido, pero siempre en camino».
He aquí por qué, afirmó el
Pontífice, «no se puede entender a Jesucristo sin esta historia de preparación
hacia Él». Y, como consecuencia, «no se puede comprender a un cristiano fuera
del pueblo de Dios». Porque «el cristiano no es una mónada, allí solo. No, él
pertenece al pueblo, a
Nos encontramos, continuó el Papa, ante la «promesa de Dios»: yo haré de ti un gran pueblo. Así, «este pueblo camina con una promesa». Y aquí entra la dimensión de la memoria: «Es importante que nosotros, en nuestra vida, tengamos presente la dimensión de la memoria», destacó el Pontífice. En efecto, añadió, «un cristiano es un “memorioso” de la historia de su pueblo; es “memorioso” del camino que el pueblo ha realizado; es “memorioso” de su Iglesia». Un cristiano, por lo tanto, es un hombre que tiene «la memoria» del pasado.
En esta dimensión de la memoria «el
pueblo camina hacia la promesa definitiva, hacia la plenitud; es un pueblo
elegido que tiene una promesa en el futuro y camina hacia esta promesa, hacia
la realización de esta promesa». Por ello, explicó también, «un cristiano en
En este contexto, precisó el obispo de Roma «no se puede comprender a un cristiano solo». Como, por lo demás, «no se puede comprender a Jesucristo solo». En efecto, «Jesucristo no cayó del cielo como un héroe que vino a salvarnos. No, Jesucristo tiene historia». Y «podemos decir —y esto es verdad— que Dios tiene historia porque quiso caminar con nosotros». He aquí, entonces, por qué «no se puede entender a Jesucristo sin historia». Y he aquí también por qué «un cristiano sin historia, un cristiano sin pueblo, un cristiano sin Iglesia no se puede entender: es una cosa de laboratorio, una cosa artificial, una cosa que no puede tener vida».
La meditación del Papa Francisco
condujo luego a un examen de conciencia: ¿cómo es nuestra identidad cristiana?
Preguntémonos, sugirió, «si nuestra identidad cristiana es pertenencia a un
pueblo, a
Al respecto, es importante, dijo también el Papa, «tener el hábito de pedir la gracia de la memoria del camino que hizo el pueblo de Dios». La gracia también de la «memoria personal: ¿qué ha hecho Dios conmigo en mi vida?, ¿cómo me ha hecho caminar?». Y, continuó, es necesario saber también «pedir la gracia de la esperanza que no es optimismo: es otra cosa». Y, por último, «pedir la gracia de renovar todos los días la alianza con el Señor que nos ha llamado». Que el Señor, concluyó el Papa, «nos dé estas tres gracias que son necesarias para la identidad cristiana».
Plaza De San Pedro
14 de Diciembre de 2019

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